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ISABEL IBÁÑEZ
Martes, 17 de septiembre 2013, 12:22
Los paneles electrónicos informativos de Oleiros (La Coruña) emiten en estos momentos este mensaje: «Golpe de estado en Egipto. Gobiernos cómplices terroristas». En otros tiempos, las frases de luz clamaron contra Ariel Sharon: «¡Paremos a la bestia! Sharon asesino. Stop a los nuevos nazis», lo que llegó a provocar una queja formal del Gobierno israelí. Las calles de este concejo que engloba a nueve parroquias y 40.000 vecinos llevan nombres de famosos comunistas y revolucionarios: Fidel Castro, José Martí, Dolores Ibarruri, Simón Bolívar, Augusto César Sandino, Salvador Allende, Emiliano Zapata... Así es el municipio gallego con mayor renta per cápita, donde viven muchas de las grandes fortunas gallegas, como la recientemente fallecida Rosalía Mera, la ex de Amancio Ortega (imperio Inditex), la mujer más rica de España, título heredado ahora por su hija, Sandra Ortega, que sigue residiendo allí. En una de las rotondas se yergue orgullosa una estatua del Che Guevara de 8 metros de altura, el Monumento a la Cooperación.
Todo esto es 'culpa' de Ángel García Seoane (Perillo, Oleiros, 1952), el alcalde más rojo de España con permiso del de Marinaleda, Juan Manuel Sánchez Gordillo, con quien dice no tener mucha relación y sobre cuyas acciones prefiere no opinar: «La propiedad privada hay que respetarla, pero yo también hice cosas fortísimas; no me dejaron más remedio, cuando te pisan hay que ir a por ellos. Quedan pocos alcaldes como nosotros, con la victoria del PP en 2011 se quedaron fuera muchos», cuenta este político que antes fue músico.
El partido independiente que fundó hace tres décadas, Alternativa dos Veciños (AV), tiene mayoría (los habitantes de Oleiros eligen a sus candidatos en primarias), pero si perdiera las próximas elecciones, este alcalde volvería a tocar la percusión en una orquesta, quizá de verbenas, como hizo durante 20 años, hasta que un accidente de coche «y los ladrones de los agentes, que nos robaban todo», le obligaron a abandonar un sueño que había empezado en el 68 ¡tocando de telonero de Julio Iglesias! García Seoane se había pagado los estudios de batería currando en la Seat desde los 14 años, porque su madre no le dejaba ser trovador. «Y monté una huelga allí con 17 porque querían hacernos salir una hora más tarde y no me daba tiempo a ir a estudiar música. Paramos aquello. Siempre logré mis objetivos, todo por lo que luché lo conseguí, la satisfacción más grande para un hombre».
Fichado por la CIA
Cuando llegó a la política, hace 33 años (ha sido alcalde, concejal, asesor... ), Oleiros era un conjunto de aldeas que sumaban 14.800 habitantes. Hoy es el segundo ayuntamiento coruñés más poblado y el décimo de Galicia. Muchas de las familias más pudientes de la provincia (y del país) se han trasladado a esta zona por su proximidad a La Coruña, por la política urbanística, el entorno y los servicios: varios institutos y colegios públicos (a uno de ellos van los hijos de Sandra Ortega), museos y bibliotecas, auditorios y gimnasios públicos...
Le dicen 'Gelo', porque una tía suya que vivía en EE UU regresó a Galicia y le llamaba a gritos Angelo, como en italiano.
-¿Le queda familia en EE UU?
-Nadie, ni quiero. Allí no me dejan entrar, estoy fichado por la CIA, como un terrorista. Salió en los periódicos de aquí en 2004. Fue porque apoyé mucho a Cuba.
¿Meigas? Porque pasan cosas curiosas en Oleiros. García Seoane calcula que más de 2.000 de sus votantes optan luego por el PP en las generales. La mujer más rica de España y otros en su posición económica se asientan en el pueblo con el alcalde más rojo del país. ¿Cómo se vive esa paradoja en la mente de un comunista? «La gente no es tonta, de izquierdas o derechas quiere vivir en un entorno agradable, no en un suburbio de cemento. Y hay que cuidar a los empresarios, a los que crean empleo. Me critican porque dicen que tenemos urbanizaciones para ricos, pero en todas las zonas donde reside la gente con dinero hemos hecho viviendas sociales».
- ¿Cómo era la relación con Mera?
- Buena. Cooperó con algunos proyectos internacionales y sus nietos van a la escuela pública cuando podría haberles mandado a cualquier sitio. Eso dice mucho.
- ¿Era una de sus votantes?
- El voto es secreto, pero apostaría a que sí, a que nos votó.
- En su Facebook ha denunciado usted hace poco amenazas.
- Me amenazan constantemente. Proxenetas. A uno de esos le derribé yo un edificio y me denunció. Acabo de ganarle el pleito.
- No me diga que en todo el concejo no hay un solo puticlub.
- De casas no sé, cada uno en su casa puede hacer lo que quiera, pero puticlubs no hay ni uno. Yo no permito que cuatro cerdos exploten a las mujeres.
- Ha tenido muchos pleitos.
- Me han acusado de chorizo, de ladrón... difamaciones, y he ganado todos los juicios. Han sido siete años de sufrimiento, pero las causas se han archivado. Soy santo de la devoción de muy pocos.
Entre las más gordas que ha liado están sus camisetas: aquella con un rollo de papel higiénico con la bandera de EE UU y la leyenda 'USA ME' y, sobre todo, una con la imagen de Ariel Sharon comiéndose a niños palestinos. Eso junto a los paneles electrónicos provocó que le llamaran Moratinos y Fraga. «Suavicé los mensajes de los paneles, pero vendimos 5.000 camisetas por todo el mundo y el dinero fue a una escuela palestina».
- ¿Era amigo de Fraga? Viajó con él a Libia y a Cuba.
- Nos respetábamos cuando estaba en el Gobierno. El que Fraga fuera a Cuba en un momento difícil conmigo de intermediario dio mucho aire a la isla. Y estuvimos también con Gadafi. Fui allí en el 92, a denunciar una situación de bloqueo, pero también a venderles agua embotellada y conservas gallegas. Yo siempre he mirado mucho por España, por Galicia. Eso sí, yo soy internacionalista.
- Y Fidel, su verdadero ídolo. ¡52 viajes a Cuba!
- Sí, sobre todo para llevar a empresarios de toda España a invertir. Antes de ser político ya había viajado mucho para denunciar situaciones, a Nicaragua, El Salvador. Pero a Cuba nunca fui de 'turista prostituido', como otros políticos que dicen que van a cooperar. Soy un privilegiado porque he estado con Fidel trece veces, tres comiendo con él y otras diez para entrevistas de cooperación. La última vez fue en 1997. A Cuba la llevo en el alma, y mi líder es Fidel, la historia le devolverá el lugar que le han robado.
'Gelo' sigue tocando la batería: «Ensayo en el sótano de mi casa, y vienen un montón de músicos cubanos. ¡Montamos cada fiesta!». Su otra pasión es el deporte: nadar y caminar a paso ligero. Casado desde hace 38 años, tiene dos hijos (y dos nietos de meses), aunque ninguno se ha interesado por la política: «Es que me han padecido tanto... Pero yo no me metí en esto solo para hacer el alcantarillado, yo tengo un proyecto político».
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