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NURIA TRIGUERO ntriguero@diariosur.es
Martes, 7 de mayo 2013, 13:31
El sector financiero ya no es el remanso de paz social que era hace unos años. Los conflictos laborales han entrado de lleno en las sucursales bancarias, convirtiéndose en el daño colateral del proceso de reestructuración financiera. Unas entidades obligadas por Bruselas y otras por sus consejos de administración, están preparando o ejecutando recortes de empleo. Expedientes de regulación de empleo, traslados, bajas incentivadas y prejubilaciones tienen en vilo a las plantillas de los principales bancos y cajas en Málaga.
De esta manera, las protestas ante sucursales bancarias se están convirtiendo en una imagen habitual. El pasado martes, los trabajadores de Barclays en Málaga protagonizaron, como sus compañeros de toda España, su segunda jornada de huelga contra los despidos y el cierre de oficinas que planea la entidad. En la provincia, el banco tiene la intención de cerrar nueve sucursales de las 23 que tiene. Málaga es la provincia andaluza más afectada por este recorte, ya que concentra la mitad de las clausuras que ha determinado Barclays. También es la que tiene más trabajadores: 136, de los que un tercio podrían verse afectados por el ERE que está negociando la entidad con los sindicatos. A nivel nacional, la institución financiera quiere despedir a 1.100 empleados y deshacerse de 161 oficinas. Y quiere hacerlo de una manera que hasta hace poco era insólita en su sector: a través del despido puro y duro.
Antes que los de Barclays, los trabajadores de Bankia también organizaron protestas el pasado mes de enero en Málaga. El motivo: el ERE presentado por la entidad nacionalizada, que puede afectar a medio centenar de personas en la provincia. Esta cifra es el equivalente al 23% de su plantilla, que es el excedente cifrado a nivel nacional. Tras aprobarse el expediente en marzo con acuerdo de los sindicatos, aún no se sabe cómo afectará a Málaga. Como explica Jose Carlos Rivas, portavoz de CC OO en la entidad, la dirección va definiendo el impacto por zonas y aún no ha llegado a Andalucía. A nivel nacional, el ERE contempla 4.500 salidas, de las que el 40% serán prejubilaciones y el resto bajas voluntarias (se aplicarán indemnizaciones de 30 días por año con 20 mensualidades, por encima del mínimo marcado por la reforma laboral) y despidos. Los que se queden sufrirán un recorte de sueldo.
Como Bankia, también Novagalicia, Caixa Catalunya, CEISS, Banco de Valencia y BMN se han comprometido con Bruselas a llevar a cabo duros planes de adelgazamiento para reducir su tamaño entre un 30% y un 60%, a cambio de las ayudas públicas que han recibido. Precisamente la negociación del ERE de Banco Mare Nostrum -que incluye a CajaGranada, Caja Granada, Caixa Penedès, Sa Nostra y Caja Murcia- se inició el lunes y promete ser dura. De hecho, los sindicatos han convocado ya movilizaciones a ante el anuncio de 863 despidos y 300 suspensiones y recortes salariales para los 4.189 que se queden. También en Banco CEISS se está negociando un ERE que, según la última propuesta de la entidad, afectaría a 1.320 de sus 4.000 trabajadores.
También las solventes
Pero no sólo las entidades que han recibido ayudas públicas están dando tijeretazos a su capítulo de personal. Hasta el líder de la banca española, Santander, está inmersa en un plan de reestructuración con la 'excusa' de la integración de Banesto en su red. Las más de 600 personas que suman en nómina las dos entidades en la provincia están pendientes de cómo se materializará el recorte de oficinas y personal. «Se sigue negociando pero parece que no habrá medidas traumáticas», anuncia el secretario provincial de Comfia (la Federación de Servicios Financieros y Administrativos de CC OO), Juan Santamaría.
Unicaja, otra de las entidades más solventes del país, también quiere reducir sus costes laborales: concretamente un 20%. Ya el año pasado planteó una bajada de sueldo del 10% que no llegó a aplicarse. Ahora la mesa de negociación con los sindicatos está oficialmente abierta, aunque sin avances reales, pues la entidad está volcada ahora en cerrar la absorción de Banco CEISS.
Los recortes en CaixaBank también se están notando en la provincia, donde una treintena de personas -la mayoría procedentes de Cajasol- se han visto afectadas por traslados, bajas voluntarias o excedencias. «Hay gente que ha preferido coger la indemnización porque la alternativa era irse a un pueblo de Lérida», apunta Santamaría.
En los últimos tres años, según fuentes sindicales, bancos y cajas han reducido su plantilla entre un 10% y un 15% en la provincia, destruyendo entre 700 y 900 empleos (en 2010 había 6.600). Y a juzgar por todos los recortes que están en preparación o ya en marcha, la reconversión en el sector financiero no ha hecho más que comenzar.
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