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SUSANA ZAMORA szamora@diariosur.es
Viernes, 1 de febrero 2013, 02:39
Es un reconocimiento a toda su labor investigadora, pero confiesa modestamente que no hay que darle más importancia. Licenciado en Ciencias Físicas (especialidad Cálculo Automático), José María Troya creó hace 24 años uno de los grupos de investigación más potentes de la UMA (Gisum) en la actualidad. Decenas de proyectos avalan el trabajo del que ha sido hasta el año pasado director de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Informática y que ahora afronta el reto de impulsar un nuevo centro de investigación en la ampliación de Teatinos.
-¿En qué se traduce este premio?
-Es un premio profesional, sin cuantía económica, pero el mejor que se le puede dar a un informático, pues recoge la sensibilidad de todos los compañeros. Me ha alegrado mucho, pero no va a suponer ningún cambio en mi profesión, ni voy a hacer cosas distintas.
-¿Cuáles han sido esas contribuciones científicas que tanto han seducido al jurado?
-Como investigador empecé trabajando en algorítmica, en la complejidad de problemas y luego me pasé a trabajar en lenguajes lógicos concurrentes, un área de trabajo con poca demanda en ese momento, y en ingeniería y arquitectura del software. He prestado mucha atención a la transferencia tecnológica, canalizando gran parte de los proyectos de investigación que realizaba. Siempre he intentado buscar ese puente entre la investigación más pura, más abstracta y su aplicación tecnológica.
-¿Vive la informática su mejor momento ahora?
-Desde un punto de vista social, su peso es indudable, porque está presente en todos los procesos de innovación. Pero la Informática no está reconocida como una disciplina de tecnología y de investigación de gran interés. Está un poco devaluada y se habla de informática y de los informáticos como si fueran los técnicos que venden o arreglan ordenadores. Tuvo dos fases: la primera, en los años 80, cuando vive su boom y empiezan a crearse estas carreras, y otra a finales de los años 90, cuando se pierde el 50 por ciento de los alumnos matriculados en las universidades. Creo que no hay conciencia de que la informática significa también investigación y tecnología. Es un mundo tan amplio y tan complejo que no es bien entendido.
¿Por qué están tan mal pagados los titulados en Informática?
Si ahora fueran mileuristas, hasta estaría bien, el problema es que ya lo eran en los años del boom. Se trata de un trabajo mal pagado, porque las empresas son muy exigentes. Son compañías de riesgo, que pueden crecer mucho, pero también pueden desaparecer rápido, y eso crea inestabilidad en el trabajo. Eso está latente en la sociedad y quizá por eso no se demanda como antes. Se trata de un sector muy competitivo y en cuanto la empresa adquiere un tamaño considerable, entra en un mercado globalizado, más avanzado tecnológicamente y mucho más competitivo.
-Siempre ha dicho que el software ni se ve, ni se toca; que ni pesa ni existe como elemento físico. En efecto, no lo vemos, pero confiamos tanto en sus posibilidades que no podemos vivir sin él...
-Así es. Está en todo lo que nos rodea: teléfonos, lavadoras, frigoríficos... y lo acabaremos teniendo en las llamadas casas inteligentes. Es la solución a muchos problemas de gestión y no podríamos funcionar sin él. Cuando una cosa se mete en tu vida por todas partes, se puede volver desagradable. Esta necesidad que tenemos de la informática crea una especie de anticuerpos. Está tan presente en todo que resulta hasta antipática .
-¿A qué debe dar respuesta en la actualidad?
-Debe ofrecer mejores servicios basándose en la tecnología existente. Su evolución como servicio puede que cambie mucho en el futuro por el nuevo paradigma de la informática en la 'Nube'. Además, una informática metida en campos de aplicación puede ser crucial, por ejemplo, en sanidad.
-¿Es entonces el nuevo grado en Ingeniería de la Salud de la UMA una buena apuesta de futuro?
-Sin duda. Cada vez más se demandan informáticos que conozcan bien el ámbito sanitario para dar respuestas tecnológicas a muchos problemas.
-¿Le sigue mereciendo la pena invertir tanto tiempo y esfuerzo en investigación?
-Claro que sí. Aunque el panorama actual está deprimido, hay que mirar hacia adelante. En algún momento empezaremos a remontar. Los recortes ahora son generalizados, pero en el futuro tendrán que emplear el bisturí y ser más selectivos.
-Si pronuncio Gisum, usted dice...
-Orgullo. Cuando llegué a Málaga en 1989 hice realidad una de mis mayores ilusiones: crear mi propio grupo de investigación. Así nació Gisum (Grupo de Investigación en Ingeniería del Software), que cuenta hoy con un centenar de investigadores entre profesores, contratados y becarios, que trabajan en siete proyectos europeos y otros tantos del Plan Nacional. Ha crecido tanto, que hay varios grupos dentro del grupo matriz con distintas líneas de estudio abiertas.
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