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Domingo, 6 de enero 2013, 03:08
Que muera un niño en la gran fiesta de la cabalgata es la peor de las tragedias. Vaya desde aquí el pésame a su familia. El alcalde, que pasó ayer su peor día como regidor, tuvo que decidir si seguía la comitiva. A todo el mundo le pide el cuerpo suspender en un trance así. Pero el problema es que hay miles de personas en la calle que no saben lo que ocurre, entre ellos, y especialmente, miles de niños a los que es complicado explicarle tal desgracia en su gran noche, la que llevan esperando con ilusión todo un año.
Por eso, la decisión de acortar en la medida de lo posible la cabalgata fue la acertada para evitar un problema de orden público, pues no hay que olvidar tampoco los cientos de chavales montados en las carrozas a los que sus padres no recogen hasta el cierre de la cabalgata. Hoy y mañana son días de duelo en Málaga, aunque miles de niños, afortunadamente, serán ajenos a esta desgracia.
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