Borrar
El ejemplar se instaló en el tramo final del río y se convirtió en una atracción. :: Fernando González
Una foca en el Guadalmedina
MÁLAGA

Una foca en el Guadalmedina

Una cría de entre dos y cuatro meses hace un viaje de más de 4.000 kilómetros desde el Ártico y recala en la desembocadura del río. Anoche fue rescatada

IGNACIO LILLO

Miércoles, 3 de octubre 2012, 10:23

Hasta ahora se habían avistado carritos de la compra oxidados; mobiliario dejado por los indigentes bajo los puentes y peces que nadie se atreve a pescar. Pero en esta ocasión el paisaje es mucho más amable. Una cría de foca de casco, de entre dos y cuatro meses de edad, ha convertido la desembocadura del Guadalmedina en su hogar, tras un largo peregrinaje desde el Ártico, a más de 4.000 kilómetros de distancia. El cauce se convirtió ayer en el punto de encuentro de decenas de malagueños, que se acercaron para intentar ver y fotografiar al esquivo mamífero.

El animal ha recalado en las costas malagueñas arrastrado por las corrientes marinas desde su lugar de procedencia, entre Groenlandia y Terranova, según explica Juan José Castillo, veterinario del Centro de Recuperación de Especies Marinas Amenazadas (Crema), quien coordina las labores de seguimiento. A su edad debía pesar entre 40 y 60 kilos y en estos momentos apenas ronda los 20 ó 25, por lo que está muy delgada y agotada. Desde la madrugada del martes intentaban ponerla a salvo. Finalmente, pudieron hacerlo anoche.

El veterinario explica que el cachorro ha podido sobrevivir a este largo viaje gracias a que los de su especie pueden cazar peces desde los cuatro días de vida, al ser los mamíferos que se destetan a una edad más temprana. «Por eso se separan pronto de los adultos y generalmente van al norte de Inglaterra, Irlanda y Galicia. Cuando aparecen por aquí llegan arrastradas por la corriente, porque están débiles y son inexpertas». Esto suele ocurrir cada tres o cuatro años, una veintena desde 1996.

Pero no se dejó atrapar fácilmente. Se atrincheró en el río y daba continuos paseos, lo que hizo muy difícil sacarla del agua. El primer intento se produjo el martes de madrugada, cuando dos veterinarios se metieron en el río -donde se encontraba descansando sobre una chapa metálica- con la ayuda de tablas y redes, aunque en el último momento se escapó.

Previa consulta en SUR.es y en la red Twitter, donde el hallazgo fue ayer uno de los temas del día, un buen número de ciudadanos ya la han bautizado como Boquerona.

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

diariosur Una foca en el Guadalmedina