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Los hombres de negocios figuran en la iconografía de Isaac Cordal. ::Patricia Merchán
El arte se mete en los charcos del Soho
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El arte se mete en los charcos del Soho

Isaac Cordal despliega estos días por la calle sus pequeñas figuras que luego protagonizarán una exposición en la Galería JMEl barrio malagueño sirve de escenario para un proyecto que aúna escultura, fotografía y vídeo

ANTONIO JAVIER LÓPEZ ajlopez@diariosur.es

Viernes, 28 de septiembre 2012, 09:26

Llega el otoño sin dejar tiempo para cambiar las sandalias por los zapatos, la manga corta por una más larga. Llueve, incluso nace alguna tormenta. Brotan los primeros charcos en las aceras, ya no quema el asfalto con los rigores del verano ardiente. A muchos les pilla el cambio de presión atmosférica huérfanos de abrigo y paraguas. Un día gris que, sin embargo, le viene de perlas a Isaac Cordal.

Porque en su imaginación y su obra, una pequeña lámina de agua estancada se transforma en un océano profundo, como una tapa de registro se transmuta en un cuadro de museo o el ínfimo resquicio entre dos adoquines puede abrirse como el peor de los abismos. Son los 'Eclipses de cemento' de Cordal (Pontevedra, 1974) que en la mañana de ayer empezaban a surgir en las calles del barrio que aspira a convertirse en el Soho de Málaga.

Un proyecto inscrito en el afán municipal por convertir esa zona de la ciudad en un actor protagonista de la escena cultural malagueña. Una iniciativa que en la mañana de ayer recogía las primeras caras de asombro de los viandantes que se cruzaban con Isaac Cordal en pleno proceso creativo.

El autor se echa a la calle con una mochila llena de pequeñas figuras de cemento, una caja con miniaturas diversas (un carro de supermercado, un marco de un cuadro...) y una cámara. «Una de las intenciones del proyecto consiste en que las piezas se camuflen con el entorno urbano», adelanta Cordal, que ha desarrollado sus 'Eclipses de cemento' en Londres, Berlín, Zagreb, Bruselas o Viena.

Microrrelato sobre la ciudad

Toma la palabra el galerista Javier Marín, director de la sala JM, que también participa en la iniciativa: «El proyecto se presenta como una especie de microrrelato con la ciudad como escenario. Consta de dos fases, ahora estamos en la primera, en la que el autor coloca sus piezas en el entorno urbano y obtiene nuevas lecturas. Isaac documenta esas acciones con fotografías y vídeos que formarán parte de una exposición que ofreceremos en el futuro en la galería y que representa la segunda fase de la propuesta».

Así, muchas de las esculturas de Isaac Cordal apenas ocuparán las calles malagueñas durante un instante. Otras, sin embargo, se quedarán a vivir en el paisaje local. Serán las instaladas en espacios en alto: fachadas, voladizos, marquesinas... «Se trata de un proceso aleatorio. Ha habido un trabajo de campo previo, en el que he visitado y conocido el barrio, pero trabajo sobre las asociaciones que surgen sobre el terreno», aporta Cordal.

El artista ahonda un poco más en su propuesta: «Veo la creatividad como una forma de combate y en mis trabajos intento ofrecer una reflexión sobre la sociedad actual, en particular, sobre la distancia que hay entre el ser humano y la naturaleza». De ahí que sus figuras, todas, estén hechas de cemento. «Ese material representa la huella del hombre en el entorno natural, una huella que no se puede camuflar y que en muchos lugares, como la costa española, ha ofrecido un resultado brutal».

Figuras de entre doce y quince centímetros de alto que adquieren la forma de un atolondrado hombre de negocios, un militar en plena faena, un policía antidisturbios con cara de pocos amigos, varios tripulantes en una patera que zozobra...

«Depende del contexto en el que se instalan las figuras busco unas afinidades u otras», apostilla Cordal. La mañana lluviosa de ayer le ofrecía un buen campo de trabajo para emplear sus personajes que parecen ahogarse, ahogar a otros, o ese hombre solitario subido a un carrito de la compra en medio de un charco de Muelle Heredia.

Una escena que en el objetivo de Isaac Cordal ofrece a un tipo encaramado a un símbolo del consumo con el que espera salvarse de la furia de la naturaleza. «Las figuras van interactuando con la ciudad y de esa combinación surgen nuevas lecturas, nuevas visiones del propio ámbito urbano, pero también del papel del hombre en la urbe», glosa Marín.

A pie de calle

Un ámbito, el urbano, que el Ayuntamiento de la capital quiere cambiar de manera sensible en esa parte de la ciudad, bautizada ahora como el Soho malagueño. «Esta experiencia pone en marcha la parte más ambiciosa de la agenda cultural, que representa una parte muy importante en el proyecto del Soho. Además, la propuesta de Isaac Cordal también ilustra la colaboración público-privada que se pretende desarrollar en esta iniciativa, en este caso, de la mano de la Galería JM», resaltaba ayer la concejala del Distrito Centro Gemma del Corral. En la misma línea se manifestaba el concejal de Cultura Damián Caneda, quien destacaba el carácter «urbano» de la propuesta, que permite al espectador «interactuar con la obra en la calle y después verla en la galería como una exposición».

Un cambio de perspectiva, de escala. Una nueva distancia para reflexionar, quizá, sobre lo que estamos haciendo con la naturaleza. Y los unos con los otros.

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