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S. V.
Martes, 28 de agosto 2012, 03:11
Los ciudadanos cuyas viviendas se quemaron en el incendio que el pasado sábado arrasó al menos seis hectáreas de matorral y monte bajo y obligó al desalojo de un millar de personas en Estepona se encontraban ayer ante la dura imagen del destrozo causado. Los que tenían un seguro de hogar aguardaban la llegada de los peritos para que evaluaran los daños. Los que no, recogían los restos calcinados con la ayuda de seis operarios municipales.
Una mujer de avanzada edad, Janet Nilwood, mostró la planta baja de su vivienda, en una de las urbanizaciones afectadas, Valle Romano. Ha quedado inhabitable. Su coche y su jardín también se quemaron. «Pensábamos que el fuego no llegaría a nuestra casa», indicó Nilwood.
«Oímos disparos de cazadores; quizá una chispa o un cigarrillo provocó el incendio», expresó. Fue desalojada junto a su esposo, que está muy enfermo, pero con el humo no pudieron encontrar a su gato, Snowy. «Escapó del fuego y luego volvió», dijo mientras cogía en brazos al animal -lleno de hollín- para que no se dañara con los cristales rotos esparcidos por el suelo de una de las habitaciones.
Su vecina, Kai Pries, había pasado por una situación similar. «Yo no estaba en casa, pero mi gato sobrevivió, que es lo más importante», mantuvo, aunque mencionó que se había calcinado su jardín, su cuarto de baño y dos motos, y que ha alquilado otra casa. Parte de la casa de un tercer habitante de esta zona, Valentín Amigo, también se quemó. Además, casi 30 de vecinos no tienen línea telefónica porque se quemaron cables, según explicó un técnico, y dos de ellos se encontraban reponiendo cañerías de agua en la zona.
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