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EUGENIO CABEZAS
Martes, 10 de julio 2012, 12:28
Una primavera calurosa y con escasas precipitaciones, unido a las caprichosas corrientes marinas, y a la progresiva desaparición de algunos de sus principales depredadores, como las tortugas marinas o los atunes rojos. Este es el cóctel explosivo que está detrás de la inusual proliferación de medusas en las playas malagueñas en este inicio del verano. En la jornada de ayer, la abundancia de estos invertebrados, en su mayoría de la especie pelagie noctiluca, de unos cuatro centímetros de tamaño, obligó al cierre temporal de varios puntos del litoral de la provincia, en Rincón de la Victoria, Marbella y Estepona, con la colocación de la bandera roja, señalizando la prohibición de bañarse, ante el peligro de sufrir las molestas picaduras.
En otros puntos del litoral malagueño, como la capital, se mantuvo durante toda la jornada de ayer la bandera amarilla de precaución y en algunos municipios se izó también una enseña específica de advertencia de la presencia de estos impopulares invertebrados, de color blanca y con unos anagramas de medusas en color violeta. Este fue el caso del litoral de Algarrobo, Torre del Mar, Marbella y Estepona.
La plaga de medusas que vienen sufriendo las playas malagueñas en los últimos cuatro días, por tanto, lejos de aminorarse, continúa, en gran parte debido a la ausencia de temporales ni de fuertes corrientes. Eso sí, la razón principal que explica esta inusual situación es la escasez de precipitaciones registradas durante los meses primaverales, cuando tiene lugar la reproducción de estos invertebrados del género de los pelágicos. «El hábitat natural de las medusas es alta mar, a más de dos millas de las costas, pero lo que ocurre es que si como ha pasado este año no hay muchas precipitaciones en primavera y las temperaturas son elevadas, se reproducen mucho más, con lo que es mucho más probable que alcancen las costas, formando enjambres», aseguró ayer a SUR el biólogo del Aula del Mar Juan Jesús Marín, quien, en todo caso, apuntó que la proliferación de medusas de estos últimos días se ha debido a las corrientes marinas.
«Son organismos que no tienen una movilidad importante, como los peces, sino que se dejan arrastrar, por lo que el hecho de que lleguen a la costa es casualidad, igual que aparecen pueden desaparecer», argumentó este especialista, quien también hizo hincapié en la «alteración del equilibrio ecológico y natural de los ecosistemas marinos», especialmente en el Mar Mediterráneo, debido a la sobreexplotación pesquera y la contaminación derivada de la falta de depuración de las aguas residuales y a los vertidos de fecales directamente al mar sin tratamientos.
«Todo influye, es como un cóctel, son varios los factores, que conjugados, llevan a esta situación. Pero es cierto que en los dos últimos años, en los que las lluvias fueron más abundantes, la presencia de medusas fue mucho menor en las costas malagueñas», apostilló Marín.
Más de dos mil picaduras
Otro hecho diferencial este verano es la aparición de medusas de gran tamaño, como la 'Rhizostoma luteum' aparecida en varios puntos y de la que apenas se tenía constancia en el Mediterráneo. Por suerte, a pesar de sus grandes dimensiones, la picadura de esta especie de medusa es menos peligrosa.
La abundancia de estos invertebrados en los últimos días ha ocasionado picaduras a más de dos mil bañistas, que han tenido que ser atendidos en todo el litoral.
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