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JESÚS HINOJOSA
Lunes, 9 de julio 2012, 18:53
Su nombre, Sicalwin, se repite cada vez con más frecuencia en los expedientes de modificaciones presupuestarias que tramita el Ayuntamiento de Málaga. Así se denomina un programa informático que, en los últimos meses, se ha convertido en el mejor aliado del equipo de gobierno municipal a la hora de recabar financiación para determinados gastos ineludibles, justo en el momento en el que la disponibilidad de recursos es más complicada por la crisis. Este particular 'rastreador' de las cuentas del Consistorio ha servido hasta el momento, entre otras cuestiones, para detectar la existencia de unos ocho millones de euros en partidas que estaban por gastar dentro de los departamentos de Urbanismo y Vivienda. Un descubrimiento que ha supuesto todo un alivio para la complicada labor que realizan sus responsables a la hora de buscar dinero que supla la constante caída de ingresos respecto a lo presupuestado para este año.
De los expedientes tramitados hasta ahora con el nuevo procedimiento informático, destacan tres. Uno de ellos va a permitir al Instituto Municipal de la Vivienda (IMV) contar con 1.187.194 euros que destinará, entre otras cuestiones, a completar la financiación de las obras en la nueva barriada de García Grana y en Soliva. En el expediente se reconoce que, al haberse liquidado por vez primera el ejercicio de 2011 con la nueva aplicación Sicalwin, se ha efectuado una revisión de todos los proyectos que, a nivel contable, seguían 'vivos' pese a que ya podían darse por culminados. De todos ellos, el IMV ha obtenido un exceso de financiación que le ha venido como agua de mayo para paliar la caída de sus ingresos por ventas de pisos, después de que se haya aprobado un aplazamiento en el pago de las VPO de la convocatoria de 2006, es decir, fundamentalmente las de Soliva.
Ayudas a la rehabilitación
Más cuantiosa ha sido la financiación recabada por el Sicalwin para retomar las subvenciones a la rehabilitación de edificios del Centro Histórico y de las barriadas, unas ayudas que durante más de dos años no se han otorgado por falta de presupuesto, pese a que a la oficina municipal que las gestiona han seguido llegando cientos de peticiones de particulares y promotores para obtenerlas. En este caso, los informes municipales apuntan que el programa Sicalwin ha revisado más de 400 partidas de gasto del IMV que todavía tenían algún saldo pendiente de consumir a nivel contable. Esa inspección ha servido para recabar la nada despreciable cifra de 2.810.860 euros, casi tres millones de los que dos servirán para alimentar una nueva convocatoria de subvenciones a la rehabilitación que el Ayuntamiento prevé abrir en el último trimestre de este año.
Tras años en los que el argumento del equipo de gobierno a la hora de justificar la paralización de las ayudas a la recuperación de inmuebles de la ciudad era la merma en los ingresos de Urbanismo, de los que dependen, el Sicalwin ha descubierto en unos meses que podía haberse empleado dinero sin gastar que se encontraba en las mismas partidas que financian estas subvenciones. Toda una exhibición de que la informática puede llegar en ocasiones a poner en evidencia la labor de los funcionarios.
Por su parte, la Gerencia Municipal de Urbanismo ha encontrado en el Sicalwin una herramienta bastante útil para encontrar financiación que cubra un buen número de expedientes de expropiaciones y de adquisición de terrenos. Sobre algunos de estos expedientes han recaído sentencias judiciales firmes que obligan al equipo de gobierno a no demorar por más tiempo el abono de lo que los tribunales han fijado para cada caso. «Por el servicio de expropiaciones se viene solicitando la financiación de distintos expedientes de expropiación forzosa sobre los que incluso, en algunos casos, han recaído sentencias que nos obligan al abono de determinadas diferencias de valoración», se reconoce en un expediente que pasó la semana pasada por el consejo de administración de la Gerencia de Urbanismo. Este expediente suma más de cuatro millones de euros de los que tres se han obtenido por el descubrimiento de partidas de obras por gastar que, en algunos casos, datan del comienzo de la década de los noventa, y otra parte procede de dinero comprometido para expropiaciones -algunas de los años 1994 y 1997- que tampoco se había empleado aún y que ahora resulta muy necesario.
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