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Santi Balmes, vocalista de Love of Lesbian, descendió del escenario para cantar. :: JAVIER ROSA (OJEANDO)
El Ojeando se consolida como un evento 'indie' de alto calibre y un éxito de taquilla
CULTURA Y ESPECTÁCULOS

El Ojeando se consolida como un evento 'indie' de alto calibre y un éxito de taquilla

Love of Lesbian, Zahara, Fuel Fandango, La Cena y Disco Mordisco fueron los encargados de poner punto y final al festival

ISABEL BELLIDO

Lunes, 9 de julio 2012, 03:18

Del Ojeando ya solo quedan las cenizas convertidas en bolsas de basura y restos de suciedad en el suelo. Love of Lesbian se encargó, como grupo que encabezaba el cartel de este año, de combustionar al público con la presentación en Andalucía de su último disco: «La noche eterna. Los días no vividos».

Las calles principales de Ojén están pobladas ahora de vecinos armados con mangueras acompañados de los camiones de recogida de basura. Ni rastro de los más de dos mil festivaleros que convirtieron a Ojén en territorio 'indie' el pasado fin de semana, que será, sin duda, difícil de olvidar por el agradable sabor de boca que ha dejado.

Y es que el cierre del festival de música no dejó indiferente a ninguno de los asistentes al evento. Los conciertos comenzaron a las diez y media de la noche con el grupo malagueño La Cena, que fue el encargado de inaugurar la velada más esperada del festival. A pesar de contar con un solo álbum, la banda llenó de un ilusionante pop el festival de música.

A La Cena le siguió una actuación muy esperada por todo el público: la de Zahara, cantautora jiennense que hizo temblar las tablas del escenario con un inesperado y notable torrente de voz. La cantante sorprendió a los festivaleros con un gran directo en el que no faltaron temas que dulcificaron su actuación, siempre acompañada de bailes que agitaban a la artista y encandilaban al público, que respondió con gran entusiasmo.

Pero el plato fuerte del Ojeando aguardaba. Las luces se apagaron y los asistentes se impacientaban ante el retraso de la puesta en escena de Love of Lesbian. En el escenario Patio no cabía nadie más, y es que, como dice su famosa canción «Club de fans de John Boy», 'todos los raros fueron al concierto'.

El turno de Love of Lesbian

Y 'la luz se desmayó. ¿con cuál van a empezar', y acertaron, sí que acertaron. Los de Sant Vicenç dels Horts, liderados por el vocalista Santi Balmes, salieron al escenario con «Los seres únicos», y, a partir de ese momento, convirtieron su directo en un verdadero espectáculo.

Aunque predominaron los temas procedentes de su último álbum (como «El hambre invisible», «Wio» o «Si tú me dices Ben, yo digo Affleck»), en el repertorio del concierto también hubo lugar para algunas canciones clásicas de la banda. Ejemplos de esto son «Allí donde solíamos gritar», que se ha convertido en un verdadero himno del 'indie' nacional, o «Incendios de nieve», durante la cual Santi Balmes subió a una chica de entre el público al escenario, al grito de «¿Dónde está la chica que ha venido desde Bilbao?».

Otro de los momentos que causó furor entre el público fue el descenso de Balmes a la zona del público durante la interpretación de uno de los temas de la banda, tal y como se ilustra en la imagen fotografiada por Javier Rosa, el fotógrafo oficial del Ojeando.

El grupo catalán colmó las expectativas de los asistentes: la voz de Santi Balmes derrochó intensidad y llegó a emocionar a un público que aguardaba desde hace más de seis horas para verlo. Tras (más) canciones, un sujetador que volaba hasta el escenario, bromas, agradecimientos y dos horas de concierto, Love of Lesbian se despedía del Ojeando para dejar libre el escenario a Fuel Fandango.

El dúo formado por la cantante Nita y el productor Ale Acosta puso la nota musical discordante de la noche, sin salirse del estilo 'indie' y popero que ha marcado todo el festival. Fuel Fandango internacionalizó la noche del sábado, ya que este dúo escribe sus letras en inglés y las fusiona sin miedo con flamenco. Tras esto, una vez más, Disco Mordisco puso punto y final a la velada con una sesión de electropop que animó a un público ya saciado de ritmos 'indies' y poperos y que se negaba a dejar pasar los créditos de lo que ha sido una verdadera película musical.

Balance

Así concluye la sexta edición del festival de música Ojeando, al que podríamos adjetivar de «valiente» debido al arrojo que ha demostrado la organización al presentar un cartel de gran calidad musical en un festival que aún está creciendo y que se desarrolla en un pequeño pueblo de la sierra de Málaga. Además, este año ha sido el primero en el que se ha establecido un precio para el acceso a los conciertos, y aún así se han vendido absolutamente todas las entradas.

Es, sin lugar a dudas, un ejemplo a seguir para otras localidades y ciudades del país. El Ojeando ha incentivado el comercio en el propio municipio y le ha otorgado vida y, nunca mejor dicho, ritmo al mismo. No hay nada mejor que un evento cultural para promocionar un lugar, que es, al fin y al cabo, un producto comercial más.

En términos de crítica musical, el Ojeando ha contado con un cartel envidiable. Se ha identificado inteligentemente con un estilo concreto de música, atrayendo así a un público fiel y específico. Con una calidad sonora que poco tiene que envidiar a la de las grandes salas, el Ojeando se ha consolidado como un evento musical de alto calibre.

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