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Lasse revisa el temario con un grupo de alumnos. :: J-L.
Objetivo laboral: Oslo
Marbella

Objetivo laboral: Oslo

Dos de sus exalumnos ya están trabajando en el país escandinavo, mientras el nuevo curso que arranca hoy tiene ya lista de espera Un jubilado noruego de San Pedro enseña su idioma a desempleados

MÓNICA PÉREZ

Lunes, 7 de mayo 2012, 11:10

A Lasse Mejlaender no le gusta la impuntualidad. Es lo primero que ha dejado claro a sus alumnos. «Tiene una disciplina férrea, le falta el bigote de Hitler», bromea José Ruiz Arjona, un amigo y ahora ayudante en la tarea de organizar los grupos de los cursos. Lleva 17 años en España, una larga estancia que no le ha hecho perder su fuerte acento. Tampoco su interés por ayudar la prójimo. Lasse se entristece al hablar de la situación económica actual del país. Una crisis a la que, dice, «le queda mucho recorrido», por ello hace solo unos meses decidió abandonar su «aburrida» vida de comodidades y echar una mano a todos aquellos amigos y conocidos, a los que poco a poco ha visto perder su trabajo, enseñándoles su idioma. El objetivo: que estos parados puedan encontrar una nueva vida en Noruega donde, asegura, se necesitan actualmente unas 120.000 personas para desempeñar diversos puestos de trabajo.

«Tengo que dejar claro lo primero que yo no prometo un empleo en Noruega. Intento que el alumno consiga un manejo básico del idioma que le sirva para marcharse a Oslo. Además, tengo a mis amigos allí movilizados para que echen una mano», asegura el profesor mientras busca entre sus papeles recortes de prensa que dan testimonio de su afirmación. «Mire, se necesitan entre 1.500 y 2.000 camioneros», señala.

Dos exalumnos que pasaron por sus manos hace solo unos meses ya están trabajando en Oslo. Fue precisamente a través del tío de uno de ellos -que reside en Coín- como Antonio Muñoz se enteró de la iniciativa de Lasse. «Aprender noruego en 40 horas, y además te asesora sobre dónde mandar el curriculum o alquilar un piso una vez que estás allí. No me lo pensé dos veces». Camionero desempleado, con 28 años y residente en Cártama Estación acudió en busca de tres amigos de toda la vida, todos en el paro. El primer objetivo: encontrar a Lasse. No fue fácil.

«Nadie nos daba las señas exactas ni un teléfono para localizarle. Le vimos también en la tele, pero no decían nada sobre su dirección así que un día, desesperados, nos metimos los cuatro en un coche y tiramos para San Pedro. Preguntamos en Correos, en bares, en tiendas, hasta que nos llevaron a su casa. No estaba. Le dejamos una nota. Cuando ya nos volvíamos para la Estación, nos llamó», explica entre risas, Antonio Fernández. Este mecánico de coches, casado y con dos hijos, reconoce que embarcarse en un traslado a Noruega «es toda una aventura». De momento se ha encontrado con la oposición de su mujer, pero tiene claro que no hay otra salida. «Menos hace uno en Cártama ahora mismo».

Mientras cuentan su situación Lasse se acerca a ellos con el temario en la mano al que ha plasmado un vikingo en la portada. «A ver, vamos a empezar con los números», bromea el profesor.

Pese a que el curso empezó siendo gratuito, Lasse ha tenido que establecer una tarifa. En total, 140 euros por las 40 horas de clase. Una cantidad con la que sufraga las fotocopias del temario y el sueldo de un amigo que acaba de viajar desde Oslo para dar las prácticas a los alumnos. «Sé que muchos no pueden pagar, por eso he conseguido que una oficina bancaria de San Pedro les dé un préstamo de hasta 500 euros si tienen un avalista».

Este segundo grupo de estudiantes estrena aula. «A mi mujer no le hacía mucha gracia que diera las clases en mi jardín», asegura. Ahora hacen uso de la sede socialista que el partido les cede en San Pedro.

El trabajo de este jubilado no acaba con la entrega de las notas finales. En Oslo tiene a varios conocidos que echan una mano. Una de ellas es Hylde Kiel Paulsen. De momento ha acogido a los primeros españoles, ahora les asesora sobre alquileres.

Cuando se les pregunta a los alumnos qué es lo que más les atrae de esta experiencia lo tienen claro: «los 3.500 o 4.000 euros de sueldo que tienen allí», espeta José Miguel Romero. «Y las mujeres», corean. «Lo que menos el frío», apunta otro. Lasse interviene en ese momento. «Los españoles creen que en Noruega vivimos en iglús. No existe la mala temperatura, existe la mala ropa», sentencia.

El inicio del viaje arranca hoy con la primera clase.

«Llevo casi un año parado y esto va para largo. Hay que buscar algo»

«Al que se ha ido le va bien, confío en que nos ocurra lo mismo»

«A mi mujer con le convence la idea, pero hay que salir de España porque aquí no hay nada»

«Vivo en casa de mis padres. Algunos me dicen que estoy loco, pero si todo va bien, me marcho».

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