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Recuerdo. Los visitantes aprovechan cualquier instante para tomar una fotografía de la grandeza del interior. :: CARLOS MORET
La gran desconocida
MÁLAGA

La gran desconocida

Más de mil personas visitan cada día el templo, que es el tercer punto cultural más frecuentado de la ciudad tras el Museo Picasso y el CACLa Catedral encierra un riqueza ajena para muchos malagueños

JESÚS HINOJOSA

Sábado, 13 de agosto 2011, 11:48

Se llama Abel de Haro, es malagueño, tiene 18 años y pertenece al movimiento juvenil de una parroquia de la ciudad. Ayer pisó por vez primera el interior de la Catedral coincidiendo con las visitas organizadas para los grupos de peregrinos de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), que pasan unos días en las diócesis antes de partir para Madrid. «Está 'guay', pero me la esperaba más grande», apunta Abel en compañía de otros jóvenes de su iglesia. Su caso bien puede ser el reflejo de una realidad que constatan los voluntarios jubilados que prestan su tiempo para hacer de guías del templo: Es el gran desconocido para muchos malagueños. En esta semana en la que la Catedral ha estado de plena actualidad al conocerse por este periódico los planes del Obispado para lanzar un proyecto global de terminación del edificio, SUR ha conocido la vida cotidiana de un edificio que es mucho más que un monumento o un lugar de culto, también es un símbolo, una seña de identidad de Málaga.

El día a día de la basílica comienza temprano. A las nueve de la mañana sus puertas se abren para las personas que quieren comenzar el día asistiendo a misa. Los turistas más madrugadores se libran entonces de pasar por taquilla para conocer el interior catedralicio. Y es que nada más terminar la eucaristía, la Catedral vuelve a cerrar para dar paso a las visitas turísticas que desde hace nueve años gestiona la empresa Palacios y Museos, contratada por el Obispado con este fin. Esta sociedad, que en Andalucía también se encarga de las visitas a las catedrales de Granada y Jaén y a la colegiata de Santa María la Mayor de Ronda, es la comisionada para controlar las visitas de las más de trescientas mil personas que cada año pasan por el templo, el tercer lugar más visitado de la ciudad por detrás del Centro de Arte Contemporáneo (CAC) y el Museo Picasso.

La mayor parte de ellas, en torno al 60%, son extranjeros, y el resto turistas nacionales. El notable crecimiento del tráfico de cruceros que hacen uso de la estación marítima de Levante ha supuesto una destacada inyección de visitantes para la Catedral, que en el último año ha visto crecer su número en un 9% hasta alcanzar los 325.753 en todo el ejercicio, según los datos que publica periódicamente la Fundación Ciedes. El pasado mes de marzo fue visitada por 33.620 personas, lo que arroja una media de más de mil al día.

El perfil varía en función de la época del año. El invierno es fundamentalmente para las personas mayores que participan en viajes subvencionados. Y el verano es de los cruceristas. Según fuentes consultadas por este periódico, muchos de ellos llegan bastante despistados a la Catedral. «Preguntan dónde está la tumba de los Reyes Católicos o la de Cristóbal Colón. Con tanto ajetreo no saben muy bien dónde están», comentan.

Por cinco euros, tarifa que se reduce a tres para grupos concertados, pueden visitar el templo y su museo equipados con un aparato de audioguía que les explica en su idioma todos y cada uno de los detalles del edificio. Jubilados españoles y menores de 18 años solo pagan dos euros, y los niños de menos de 13 años y los minusválidos entran gratis, una gratuidad que también se extiende a todos los malagueños, que solo tienen que abonar un euro si quieren hacer uso de los audioguías.

Gratis presentando el DNI

Por eso Juan José Yañez, uno de los jubilados de la asociación cultural Zegrí que hacen de cicerones por amor al arte y a la ciudad, no se explica cómo no es más conocida por los propios malagueños. «Más facilidades no se pueden dar, entran gratis con solo presentar el carné de identidad», apunta este voluntario, que cree que se debería hacer una campaña para dar a conocer la Catedral entre los propios ciudadanos. «Yo no sé nada de 'marketing' pero habría que buscar una fórmula porque es una pena que muchos no sepan ni cómo es por dentro», afirma.

Según su testimonio, los elementos que más llaman la atención a cuantos la visitan son la luminosidad de sus vidrieras, los órganos y sobre todo el coro. «Tenemos uno de los tres mejores coros de las catedrales españolas junto con los de Toledo y Córdoba, eso es para sentirnos orgullosos», dice Juan José, que coindice con el Obispado en que habría que terminar el edificio en lo relativo a la sacristía que llegó a proyectarse sobre parte de lo que hay son los jardines de la calle Císter, la balaustrada que remata todas las fachadas y la cubierta. «Yo no haría la torre sur, pero sí la cubierta, porque el arreglo que se le ha dado no es definitivo. Dicen que cada metro cuadrado de techo soporta cuatrocientos kilos», desvela.

Diversidad de opiniones

Este voluntario ha tenido bastante trabajo esta semana con las visitas protagonizadas por los peregrinos de la JMJ que han pasado por Málaga. Entre los locales la opinión mayoritaria es que la Catedral se quede como está. Al menos eso piensa Abel y sus compañeros de parroquia. Los extranjeros sí apuestan más por la culminación del proyecto que dejó trazado el arquitecto Antonio Ramos en el siglo XVIII. «Creo que es bueno terminarla. Es muy grande y muy linda», dice Katherine Prieto, de Texas. Óscar Cantú, obispo auxiliar de la diócesis de San Antonio, también de Texas, es uno de los prelados que han viajado a España para la JMJ. Está convencido de que las catedrales no se hacen en una sola época, sino que son testimonios de distintas etapas. «La Catedral es un símbolo de la fe y, si hay cosas por terminar, sería bueno acabarlas porque es algo que esta época dejaría para las generaciones futuras como signo de esa fe», argumenta.

El ir y venir de personas por las naves es constante. Muchos se preguntan qué hacen en el techo las redes que se pusieron a mediados de la pasada década por los desprendimientos que ocasionaban las lluvias, cuando la cubierta todavía no había sido impermeabilizada. Otros miran con asombro el coro y las pinturas del altar mayor. También la carroza que se utiliza para la procesión del Corpus que, desde este año, está expuesta permanentemente en la capilla de la Virgen de los Reyes, una de las imágenes marianas con más historia de la ciudad, junto con la de la Patrona, la Virgen de la Victoria.

El arte se palpa en cada una de las capillas. Desde el Crucificado de Alonso de Mena que preside la Capilla de los Caídos junto a una Dolorosa obra de su hijo, el afamado Pedro de Mena, hasta el retablo de Santa Bárbara, uno de los más antiguos de la diócesis que procede de la primitiva catedral, levantada en lo que fue mezquita musulmana.

Parada obligatoria es el lienzo de la Virgen del Rosario, obra de Alonso Cano, y el de la Inmaculada, de Claudio Coello, cuyo retablo está en madera, sin terminar. Sin embargo, el cabildo catedralicio se ha propuesto ir completándolo poco a poco y el joven escultor malagueño Juan Vega ha policromado recientemente dos de los ángeles que lo decoran. Un ejemplo de que la Catedral es un templo vivo del que siempre se están mejorando cosas.

En esa labor ha tenido un papel decisivo el antiguo deán, Francisco García Mota, impulsor de las últimas obras practicadas, como las de la cubierta o la restauración del suelo, así como la escuela taller Molina Lario, que durante una década ha puesto al servicio del templo una gran cantidad de jóvenes que se han formado en disciplinas como la carpintería, el bordado, la cartografía, la orfebrería y la creación de vidrieras, entre otras muchas.

Todavía queda mucho por hacer, tanto por dentro como por fuera. El Ayuntamiento ha solicitado a la Junta de Andalucía una nueva edición de la escuela taller para el año que viene que podría ponerse a funcionar a finales de éste. De ser así, podrían completarse trabajos como la construcción de los enormes canceles para las puertas de la fachada principal. Habrá que ver si prosperan los planes del Obispado para que esa labor de culminación interna sea simultánea a la externa. Las bases están puestas y, según lo conocido esta semana, hay intención de afianzarlas. Por algo se empieza.

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