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Los portadores levantan a pulso el trono de la Virgen del Carmen de Huelin, que estrenó dorado. :: E. NIETO
El terral no pudo con la devoción
MÁLAGA

El terral no pudo con la devoción

Miles de personas siguieron las últimas procesiones de la Virgen del Carmen pese al intenso calor

JESÚS HINOJOSA jhinojosa@diariosur.es

Lunes, 18 de julio 2011, 19:26

Todavía con la resaca de las procesiones marineras del sábado en las populares barriadas de El Palo y Pedregalejo, Málaga vivió ayer, casi sin tregua, una nueva jornada de salida procesionales dedicadas a la Virgen del Carmen que recorrieron la ciudad desde primera hora de la mañana hasta bien entrada la noche. El intenso calor que se registró durante la jornada, especialmente por la tarde en forma de terral, no impidió la masiva asistencia de público para seguir una de las devociones marianas con mayor tirón popular.

El día se inició bien temprano con el rosario de la aurora que condujo a la Virgen del Carmen Coronada desde su templo perchelero hasta la Catedral, donde se ofició una misa. Casi al mismo tiempo que la imagen salía del primer templo de la diócesis para ser conducida al puerto, los submarinistas sacaron a su Virgen desde las profundidades del mar en la playa de la Malagueta para dedicarle una misa en la parroquia de San Gabriel. Por la tarde, esta singular representación mariana volvió a ser sumergida y colocada en una gruta bajo las aguas no sin antes encontrarse con la imagen perchelera durante el recorrido que protagonizó en barco por la bahía malagueña.

A las seis de la tarde, en la parroquia de San Patricio, en el barrio de Huelin, no cabía un alfiler para asistir a la misa previa a la salida procesional de la Virgen del Carmen. A duras penas pudo el sacerdote concluir la eucaristía, ya que fueron repetidos y numerosos los vivas que se sucedieron en el interior del templo por parte de los fieles y portadores, deseosos de poder sacar a la calle a la imagen sobre su nuevo y reluciente trono, obra del artista malagueño Rafael Ruiz Liébana, recién dorado.

A las siete y veinte, las andas salvaron el dintel de la iglesia a los sones del himno de Andalucía. Ejerció en ese momento como mayordomo del trono el exconcejal Manuel Díaz, muy vinculado a la hermandad de Huelin y al distrito de Carretera de Cádiz. No en vano, estaba previsto que fuera su nuevo delegado no electo hasta que finalmente renunció para fichar por una empresa privada. También acudieron a la salida el nuevo delegado del distrito, Raúl Jiménez, el anterior concejal de este sector de la ciudad y actual edil de Seguridad, Julio Andrade, y la concejala del PSOE Begoña Medina, que lució el típico traje de marenga.

Media hora más tarde atracó en el muelle del paseo de los Curas el barco en el que la Virgen del Carmen perchelera bendijo las aguas. A las ocho en punto, la imagen abandonó la embarcación para ser colocada en su trono procesional, que presentó como novedades el tallado del frontal y la ampliación de los arbotantes con nuevos brazos, obra del taller sevillano de los Hermanos Caballero, que llamaron la atención por su excesivo movimiento. Igualmente, las tulipas lucieron unas coronillas de orfebrería, y sobre las ánforas y el perímetro del trono se dispuso un minucioso exorno floral a base de nardos, orquídeas y flores amarillas.

Escapularios

El alcalde, Francisco de la Torre, estuvo presente en el desembarco junto con la concejala del distrito Centro, Gemma del Corral, el delegado de Derechos Sociales, Francisco Pomares, y el de Seguridad, Julio Andrade, que venía directamente desde Huelin. Momentos antes de iniciar su recorrido junto al Palmeral de las Sorpresas, la Archicofradía del Carmen entregó el escapulario de la Virgen a seis agentes de la Guardia Civil que acompañaron al trono.

A las ocho y veinte de la tarde cruzó la fachada de la plaza de la Marina la cruz-guía que abrió el cortejo procesional, en el que participaron representaciones de hermandades de gloria y de pasión así como un nutrido grupo de personas con cirios, aunque menos numeroso que en años anteriores posiblemente por el asfixiante calor que marcó la tarde. A su regreso a la calle Ancha, decorada con numerosas banderas de colores blanco y marrón, y blanco y amarillo, se vivieron un año más momentos de intensa emoción con los que concluyó un fin de semana cargado de procesiones carmelitas. Miles de personas lo vivieron pese a lo que marcaban los termómetros.

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