Borrar
ARTÍCULOS

#Rubalkba

IRENE LOZANO

Domingo, 10 de julio 2011, 03:43

Pido disculpas a mis lectores por comenzar una columna con nombres muy malsonantes porque, como cantaba Manu Chao, «tú no tienes la culpa, mi amor, de que el mundo sea tan feo». Pero los hechos son los siguientes: la Comisión de Garantías Electorales del PSOE -que recibió el encargo de garantizar unas elecciones primarias ficticias- proclamó candidato a Rubalcaba hace algunas semanas. Lo hizo ratificando la decisión anterior del Comité Federal. Ayer el Comité ratificó lo dicho por la Comisión.

Este espléndido círculo burocrático se ha perpetrado por una sola razón: vienen malos tiempos para el PSOE y un grupo de hombres sin piedad -quizá menos de doce- ha decidido que no es momento de experimentar, sino de buscar valores seguros, firmes, enraizados en la historia reciente del PSOE. Había que dejarse de giliquedeces posmodernas y volver a la solidez. El fuerte 'shock' de las elecciones del 22M se resolvió con un giro conservador: la clásica reacción de pánico ante la incertidumbre y el miedo.

Ahora este partido que se refugia asustado en su pasado se presenta como el futuro. Quiere hacer del giro conservador un volantazo a la izquierda. Han elegido a un candidato clásico para presentarlo a la ciudadanía como moderno. Lo viejo del partido quiere ser nuevo para la sociedad. Aspira a encarnar la innovación, siendo lo mismo. No es algo insólito. Nicolas Sarkozy fue también ministro del Interior -y previamente de Finanzas- hasta que en las presidenciales de 2007 se presentó como alternativa al gobierno del que formaba parte. Era la continuidad y vendió el cambio, no solo el suyo, sino el de la política toda, el de Francia entera. Ganó.

Ahora el viejo Rubalcaba ha de convertirse en #Rubalkba y aprender a guiñar el ojo en un teclado. Ha recitado unas palabras mágicas contra la banca, ha hecho énfasis en el problema del paro, ha reivindicado la idea de igualdad y ha pedido recuperar el impuesto de patrimonio. Algunos llevamos tiempo esperando que nuestros gobernantes hablaran de repartir las cargas de la crisis, de atender a los desesperados por la hipoteca y el desempleo. Y sin embargo, no consigo alegrarme. Nos siguen tomando por imbéciles. Tras el clamor popular contra el bipartidismo, en las próximas elecciones nos dan a elegir entre dos aburridos oficinistas de la vida pública. Se nos presentan como alternativa y son lo mismo: producto de sendas cúpulas partidarias que no cesan de controlar la política española, maquinarias de poder instaladas a perpetuidad en nuestras vidas. ¿Qué parte de 'Democracia real ya' no han entendido?

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

diariosur #Rubalkba