Ricky Martin, cantante: «Compartir lo que pasa por tu cuerpo y tu mente es liberador»

Lo grita alto y claro en forma de canción: «Basta ya de hacerle una prisión a lo que siento y negarme lo que quiero». Ricky Martin es un hombre libre, «con menos ataduras». Orgulloso de quién es y de cómo es, el puertorriqueño habla sin censuras del difícil proceso que le llevó a revelar al mundo su orientación sexual. 'Música+Alma+Sexo', el disco que le ayudó reconciliarse con sus sentimientos, sonará en directo el 24 de junio en el Auditorio Municipal de Málaga. En la primera cita de su gira por España, promete «un carnaval teatral» sobre el escenario.

-Su disco se titula 'Música+ Alma+Sexo'. ¿Es la combinación perfecta?

-(Risas) Titular mi CD simplemente con 'Vida' hubiese sido un poco aburrido, había que ponerle picardía. De esta forma tenemos la música que es vital, lo espiritual en el alma y el sexo que es parte del todo.

-¿Y en ese orden de prioridades?

-Bueno, bueno... (risas)

-¿Qué le gusta más: escucharse en una pista de baile o en una cena romántica?

-Ambas, dependiendo de donde esté la luna, ¿no?

-En su trabajo incluye canciones muy reveladoras como 'Basta ya', con frases como «busco el modo de explicarle al mundo lo que ya no sé callar». ¿Le fue difícil abrir tanto su corazón en este disco?

-Estuve encerrado en el estudio casi un año dejando que las emociones fluyeran y me rodeé de grandes compositores y músicos. Les di mis ideas y nos sentamos a escribir con transparencia y con honestidad... y empecé a hablar de cosas que llevaba dentro. Al fin y al cabo, de eso se trata la música, de compartir las emociones y los sentimientos que pasan por tu cuerpo y por tu mente.

-Pero hay que ser muy valiente para eso...

-Es parte de un proceso y un ciclo por el cual yo estaba pasando y por el que yo estoy pasando. Definitivamente ha sido liberador. Uno no sabe... camina por la vida con dolor, cree que la vida es así y llega un punto en el que te acostumbras y no haces nada por cambiar; pero cuando te atreves, cuando apuestas por el desapego y por la decodificación te sientes mucho más liviano. Eso es lo que me ha pasado en estos dos años.