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ANTONIO JAVIER LÓPEZ ajlopez@diariosur.es
Jueves, 5 de mayo 2011, 03:37
Da la impresión de que la vida cotidiana de Belinda Tato transcurre a mil por hora. Casi tan deprisa como habla ella misma, apenas sin resuello, a medio camino entre dos urgencias. Una celeridad que no le borra el buen ánimo, incluso la risa fácil que hace cercano su discurso, hasta cuando lo defiende por teléfono.
Belinda Tato contesta desde las oficinas madrileñas de Ecosistema Urbano, el estudio de arquitectura que se ha convertido en punta de lanza de una nueva manera de entender el diseño de las ciudades. Una manera de pensar la urbe que pone en primer plano las necesidades de sus habitantes y que Tato repasa esta tarde (20.00 horas) en el Aula de Cultura de SUR (plaza de las Flores, s/n; entrada libre hasta completar el aforo).
Lo primero, ¿no resulta una incongruencia llamarse Ecosistema Urbano? Primeras risas de Belinda Tato: «Puede ser... Somos una empresa de perfil híbrido. Un estudio de arquitectura en el que incorporamos otras muchas disciplinas para atender a las demandas de los ciudadanos». Y esa frase, esa premisa, se repite a lo largo de la conversación con Tato.
«En la actualidad existen muchas herramientas para que los ciudadanos puedan decidir sobre los espacios en los que viven», sostiene la arquitecto antes de lamentar: «Muchas ciudades están hechas de espaldas a los ciudadanos. El diseño de las ciudades olvida a menudo la calidad de vida de sus habitantes. En los últimos años ha primado un urbanismo pensado en función del rendimiento económico a corto plazo y esa falta de flexibilidad la estamos pagando ahora».
Propuestas flexibles
¿Y cómo puede ser el urbanismo «flexible»? Tato incide en que la arquitectura debe estar al servicio de las necesidades de la gente. «Ahora no se trabaja como se trabajaba hace diez años. Las ciudades cambian a una velocidad a la que el urbanismo le cuesta responder. Si se han construido muchas viviendas que ahora no se venden, quizá haya que pensar en convertirlas en algo que no sean viviendas y que siga siento útil para las personas, aunque ese proceso pueda ser largo y difícil de asumir por parte de algunas personas».
Y así, Ecosistema Urbano ha volcado su innovador discurso en proyectos como los Árboles de Aire (espacios polivalentes y sostenibles) en el barrio madrileño de Vallecas, un estadio dedicado a las artes marciales en Seúl (Corea del Sur), una propuesta para el rediseño del centro urbano de Philadelphia (Estados Unidos) o el Museo de la Meteorología en El Retiro y Plaza Ecopolis de Rivas-Vaciamadrid.
Propuestas marcadas por el «optimismo» que Tato reivindica: «Tenemos que ser capaces de ofrecer un urbanismo más vivo, más cercano a la gente y con mayor capacidad de adaptación». Quizá por ahí se vaya al futuro.
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