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J. J. BUIZA
Martes, 19 de abril 2011, 03:33
Probablemente, siglos atrás la Pasión y Muerte de Jesucristo se representaba de la misma forma que todavía hoy se hace en Casarabonela: en una iglesia como único escenario posible, con actores en su mayoría no profesionales vestidos con pobres y viejos ropajes, entre velas y antorchas para alumbrar con fuego la historia más antigua de nuestra era... Todo ello ante un público que asiste atónito a una función singular, de una belleza profunda y sobria, que huye del espectáculo frívolo y superficial en el que caen a veces las obras dramáticas basadas en las Evangelios.
Después de 28 años, la Pasión de Casarabonela se ha consolidado como una cita única en la provincia por estas fechas, una escenificación noble y muy culta, despojada de colorines y artificios y que todavía sorprende por su propuesta lírica, oscura y austera, nada habitual entre el barroquismo centelleante que caracteriza la mayoría de las celebraciones de la Semana Santa andaluza. En la iglesia de Santiago de Apóstol, que ejerce de solemne y humilde escenario, no caben los estereotipos ni los teatrillos insustanciales sobre los últimos días de Jesucristo. En su interior, sus cerca de doscientos espectadores asisten a un teatro puro y vigoroso, sin estrellas ni efectos especiales, y en el que toda su intensidad dramática se apoya únicamente en la tenacidad de sus actores, en los juegos de luces y sombras y en la ambientación musical, con el flamenco de Bonela Hijo como gran seña de identidad.
Como explica Pedro Olalla, director de la obra, «la Pasión se explica sola, el texto evangélico es el soporte y la puesta en escena, su radicalidad y su estilo es lo que la hacen una de las representaciones más interesantes de España». El Domingo de Ramos y ayer, Lunes Santo, se representaron la primera y segunda función y esta noche será la tercera y última hasta la Semana Santa de 2012, cuando la obra volverá a Casarabonela esos mismos días, aunque está previsto que el año que viene se escenifique también en la iglesia de Santo Domingo de Málaga el Viernes y Sábado Santo, tras el acuerdo alcanzado con el Instituto Andaluz de las Artes y las Letras. De cara a ese salto, estos días se ha estrenado una escena inédita que ha venido a reforzar el dramatismo de este auto sacramental, formado en total por cinco actos y 35 escenas. El nuevo pasaje profundiza en las tentaciones y la angustia interior de Jesús, quien, en su camino de subida al Calvario, se ve asaltado por Satanás, el cual lo humilla y lo veja en un momento sobrecogedor y de gran hermosura gótica.
Temas centrales
La escena ahonda además en la intención de la obra por humanizar a Jesús, desnudando su mensaje revolucionario y terrible para la época y poniendo en valor la primitiva filosofía cristiana, basada en la caridad y el amor por encima de todo. La Purificación, la Tradición, la Blasfemia, el Infierno, la Muerte/Salvación son los otros actos centrales de la Pasión de Casarabonela, que después de casi tres décadas de vida se ha afianzado como una apuesta rompedora, moderna y arriesgada.
Vanguardismo, religión y tradición se funden en un espectáculo con muchos matices, que bebe de la tragedia clásica, de los autos sacramentales del siglo XVI y hasta de los dramas 'shakesperianos', lo que produce la admiración tanto de los puristas como de los amantes de la renovación en el arte. Es, en definitiva, una proposición diferente y realista, que indaga en los conflictos morales del ser humano y donde la religión es más un vehículo y un medio de expresión que un fin en sí mismo.
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