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JUAN CANO
Viernes, 8 de abril 2011, 09:52
Se llama Jorge Rengel, tiene 10 años y estudia en el colegio Jábega. Siempre había soñado con ser motorista, aunque desde ayer tiene nueva vocación. «¡Quiero ser Dani Pedrosa!», exclama el chaval sin apartar la mirada del ruedo. «Bueno, si eso no me sale, quiero ser policía de motos». En su mirada se notaba que era un día de clase diferente. Nervioso, Jorge no paraba de moverse en su asiento del tendido. «Yo esto solo lo había visto en CSI», confiesa. Los personajes de la tele se convirtieron ayer, frente a sus ojos, en héroes de carne y hueso que arrostraban peligros, desactivaban bombas o atrapaban a delincuentes.
La pizarra inmóvil se tiñó de azul y albero para cinco mil niños de 9 a 14 años pertenecientes a 56 colegios malagueños que ayer abarrotaron las gradas de la plaza de toros de La Malagueta para presenciar una exhibición del Cuerpo Nacional de Policía, que acercó por un día su trabajo diario a los escolares. «Es algo nuevo para ellos, solo lo han visto en las películas», afirma Antonio Ruiz, maestro del colegio Doctor Fleming. «Es una actividad muy positiva -prosigue- para que los niños se sientan más seguros y sepan que no están solos en la calle».
A las once de la mañana, en el coso solo se escuchaba el murmullo ansioso de los escolares. El espectáculo estaba a punto de comenzar.
-¡Equipo Cóndor! ¿Me recibe? -preguntó uno de los 'speaker' del acto.
-Sí, le recibo, pero necesitamos que nos saluden para situarnos bien.
Los decibelios empezaron a subir por los gritos de la chiquillería, que miraba expectante al albero para ver por dónde aparecía el misterioso equipo Cóndor. El rumor de las hélices les hizo levantar al unísono las cabezas. Los críos enloquecieron al ver el helicóptero de la Policía Nacional sobrevolando la plaza. Un agente abrió la compuerta y se asomó a saludarlos. «¡Que salte, que salte!», gritaron.
El espectáculo se trasladó a la arena. Por la puerta de cuadrillas salieron motos, coches patrulla y furgonetas policiales. Mientras, los presentadores de la exhibición -los agentes Ana Moreno y Luis Bardón- explicaban a los escolares el uso de cada uno de los vehículos, desde el 'tamagotchi' (el más pequeño de todos) hasta el de 'Actuaciones Especiales', para investigaciones más complejas.
De pronto, aparecieron dos furgones de la UIP, la Unidad de Intervención Policial, de los que descendieron doce agentes provistos de cascos y escudos, que se alinearon en formación. Sobre la arena, recordaban una escena de la película 'Gladiator'. «¡Que suelten al león!», gritaron los chavales. Los disparos intimidatorios de la demostración tuvieron como respuesta el «uy» de la grada.
El desfile de la Legión
La Legión también estuvo presente en la exhibición policial. La banda de cornetas y tambores del IV Tercio Alejandro Farnesio desfiló desde la puerta de arrastre e interpretó el Cristo de la Buena Muerte.
Y llegaron los perros policía y sus guías. Humphrey, Rooney, Nero y Caos demostraron su habilidad para detectar droga en un equipaje o un artefacto explosivo oculto en un coche, así como para reducir a un delincuente peligroso que había logrado escapar de los agentes. «Es lo que más me ha gustado», dice Carlos (6 años), del colegio El Torcal. De mayor quiero ser «policía de perros».
El paquete bomba también requirió la intervención de los policías del Tedax (Técnicos Especialistas en Desactivación de Artefactos Explosivos), que utilizaron el Miura, un robot de fabricación española que les ayuda en su arriesgada tarea. «Perdone, ¿eso va a explotar?», preguntaba Carlos, alumno del colegio Doctor Fleming. Los chavales se llevaron una buena impresión con la detonación del objeto sospechoso.
Aún no se habían recuperado del último sobresalto cuando vivieron en directo un secuestro con rehenes. Agentes de negro saltaron con cuerdas desde la andanada. Otros aparecieron agarrados al techo de una furgoneta. Eran los agentes del GOES (Grupo de Operaciones Especiales), un grupo de élite para las intervenciones más peligrosas. «¡Parecen astronautas!», decía Víctor García, del colegio Luis Buñuel. En 20 segundos, liberaron a la víctima.
No faltó la policía montada, que cerró la demostración. Los agentes de la Unidad de Caballería, procedente de Sevilla, persiguieron a un ladrón que había sustraído una mochila a una persona y lo rodearon. «Ha sido una actividad muy pedagógica, porque ofrece una visión panorámica de todo el cuerpo», apuntaba Juan Pérez Pozo, docente del colegio Maristas. Lo cierto es que al final de la exhibición, a la una de la tarde, casi todos los niños, como Jorge, querían ser policías.
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