El Museo Thyssen

Cuando el ambiente está enrarecido se contamina todo. Es lo que está pasando con el Museo Carmen Thyssen. El aire preelectoral está emborronando la próxima apertura de la pinacoteca. Y todo por desgastar al alcalde. Es cierto que se han producido algunas anomalías puramente administrativas, pero en ningún caso se trata de problemas de identidad para oscurecer el museo. Se pone en solfa la ampliación presupuestaria, como si fuera este el primer proyecto donde se lleva a cabo un modificado. La oposición también ha puesto el grito en el cielo porque los estatutos no contemplaban el puesto de gerente, que recaerá en Javier Ferrer. ¡Qué escándalo! A este hombre de confianza del regidor poco menos que lo demonizan por el fracaso de la Capitalidad Cultural, cuando es de justicia reconocer que se apartó de este proyecto cuando se opuso a la contratación de la empresa que realizó el nefasto vídeo promocional de la candidatura. Ya saben, unos nacen con estrella y otros, estrellados. También se le echa en cara a De la Torre que los trabajos vayan a 'magnis itineribus' para que pueda colocarse la medalla cara a las elecciones. Otra novedad, como si en el Palmeral de las Sorpresas, por citar un ejemplo del bando contrario, no se estuviera haciendo lo mismo.

La colección de la baronesa Carmen Thyssen que desembarca en Málaga es todo un logro que ayudará a la ciudad a superar el mal trago de la Capitalidad Cultural. Se puede y se debe sacar pecho. ¿Qué capital de España puede presumir de tener a escasos metros un museo Picasso y un Thyssen? Gracias al mismo también se ha recuperado un palacio en pleno centro de la ciudad que llevaba décadas abandonado. No se trata de que la oposición jalee este proyecto exitoso del alcalde, pero al menos sería deseable que no se ensombreciera, para evitar así que los árboles no dejen ver tan frondoso bosque.