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La pantalla táctil remota permite controlar todas las funciones. En la cocina, por ejemplo, se pueden programar alarmas técnicas o el encendido de electrodomésticos. :: SUR
La domótica ya no es cosa solo de ricos
SOCIEDAD

La domótica ya no es cosa solo de ricos

La reducción de costes por los avances tecnológicos y el uso más sencillo de los dispositivos fomentan una mayor demanda. El precio de los equipos multifuncionales han bajado de los 40.000 a los 4.000 euros en cinco años

LUIS F. PRIETO

Sábado, 12 de febrero 2011, 12:32

El mundo de la domótica, que es el conjunto de sistemas capaces de automatizar las funciones e instalaciones de una vivienda, ha avanzado y experimentado garndes cambios en el último lustro. Y también el perfil del usuario. De pertenecer a un ámbito exclusivista, al alcance de solo unos pocos privilegiados con alto poder adquisitivo, ha pasado a generalizarse entre el ciudadano medio, sensibilizado con las ventajas que ofrece la tecnología aplicada al hogar.

A mitad de la década recién concluida, introducir en el hogar dispositivos como detectores automáticos para el encendido de luces, un programador de bajada y subida de persianas, optimización de la temperatura, instalar alarmas técnicas y de intrusión o dotarse de pantallas táctiles de control costaba entre 30.000 a 40.000 euros. Hoy en día, esa cifra se ha reducido hasta los 3.000 o 4.000, lo que supone entre un 1 y un 2% del precio final de la vivienda.

Así, cada vez es más asequible vivir en un hogar inteligente, que se adapta a las necesidades de los usuarios y les proporciona una serie de ventajas a la hora de interaccionar con la vivienda. «El sector ha cambiado por la evolución tecnológica de los dispositivos, antes eran más precarios y aparatosos, y por la reducción de los costes, lo que ha hecho que los productos estén al alcance de más bolsillos; en definitiva, ha cambiado la oferta, porque la demanda de tecnología siempre ha existido», comentó Guillermo Rodríguez, gerente de Ingelabs, empresa malagueña dedicada a este sector.

En sus inicios, la domótica era un aparente producto de lujo que solo se podía permitir una elite que, en muchoss casos, apenas conocía el rendimiento de las instalaciones. Hoy, el consumidor busca la domótica porque necesita responder a las necesidades como el ahorro de energía, la seguridad o por simple comodidad. Su generalización está llegando a tal extremo que ya se emplea hasta en promociones de VPO. En las viviendas protegidas se empieza a usar para dotarlas de alarmas técnicas y control del consumo eléctrico, confeccionando gráficas con un dispositivo para observar los picos de consumo cada hora y, así, poder planificarse y ahorrar.

Otro factor para este cambio de tendencia son las aplicaciones. En los últimos años se han aclarado y se han diseñado en función de las inquietudes de los consumidores. «La domótica siempre se ha relacionado con la escena típica de ciencia ficción en la que el frigorífico compraba directamente al supermercado. Eso nunca existió. Ahora al consumidor le interesa en gran medida la tecnología en casa y este mundo se ha hecho más popular y barato que nunca, aunque la crisis también se note», siguió Rodríguez.

Si la mayor preocupación del usuario es minimizar el impacto medioambiental y ahorrar en la factura eléctrica, la industria de la domótica pone a disposición un uso racional de la climatización, optimizando la temperatura adecuada al confort, la programación en la bajada y subida de persianas, o bien un regulador en la intensidad de las luces o un temporizador en los electrodomésticos para que empiecen a funcionar en un horario determinado. Con todo esto, la reducción media del consumo energético y la factura eléctrica se cifra en un 50% de lo habitual.

Si la inquietud gira en torno a la seguridad, los productos más demandados son los de monitorización remota de cámaras de vigilancia desde PC o teléfono móvil, o los de simulación de presencia para que la vivienda parezca habitada en periodos de ausencia prolongada. Si bien, el diseño estrella es el de la detección de alarmas técnicas (en los casos de inundación, fugas de gas o detección de humos), avisando al propietario telefónicamente, y actuando de forma automática ante el problema, por ejemplo, cortando el suministro que produzca el incidente.

Los usos que redundan en una mayor comodidad se basan en la respuesta al videoportero electrónico a distancia a través del móvil, el encendido y apagado de las luces al paso de los usuarios o el control de funciones domésticas programadas directamente a través de la voz.

Todos los dispositivos son manejados con pantallas táctiles de control y remotas que se suelen incrustar en las paredes para un fácil manejo. Otro avance relevante en esta industria ha sido el del control por parte del usuario, adaptándose a las nuevas formas de comunicación. El teléfono móvil, el PC, el iPhone o la tableta informática se han convertido en receptores idóneos para ajustar las aplicaciones por control remoto desde el lugar donde se halle el usuario.

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