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Andrés Mérida se asoma por encima de uno de los cuadros en los que trabaja. :: J. F. BARRERA
El manifiesto figurativo de Andrés Mérida
Arte

El manifiesto figurativo de Andrés Mérida

El pintor lleva la abstracción al segundo plano en la muestra que mañana abre la Galería Benedito

ANTONIO JAVIER LÓPEZ ajlopez@diariosur.es

Jueves, 16 de diciembre 2010, 11:58

Al regresar al lugar donde reside y trabaja uno recuerda sin esfuerzo por qué Andrés Mérida lleva (casi) siempre la sonrisa puesta. Cegarse con el Sol reflejado en el mar, sentir la brisa cobijada por los árboles, olvidarse del ruido y la furia de la ciudad para dejarse llevar junto a Mérida por la alegría de vivir. Aunque sea un par de horas.

Mérida (Algeciras, 1964) ejerce de anfitrión esmerado y cordial. Cercano. Habla de sus cuadros como de viejos amigos. La loca, el torero, el Cristo, el cantaor... Los iconos que pueblan sus cuadros desde hace años. Los personajes que cumplen una nueva cita con el espectador a partir de mañana en la Galería Benedito de la capital. Una exposición en la que Mérida desliza un pequeño manifiesto íntimo. Una declaración de intenciones decisiva y sutil.

Él mismo la explica: «He dedicado algún tiempo a probar la abstracción, he realizado cuadros en los que ese lenguaje estaba muy presente, pero al final me he dado cuenta de que no lo siento de verdad, necesito el apoyo de algún elemento figurativo, porque de lo contrario me parece que al cuadro le falta algo».

Así que Mérida ha decidido llevar la abstracción al segundo plano de sus obras. Mantener el cruce de caminos de una propuesta siempre colorista, con ramalazos del surrealismo y el expresionismo. Ahí está su 'Torito-caracol II' con el burel llevando a lomos su concha en espiral. O los mofletes inflados de la señora con gorguera que apaga una vela en 'Mejor con luz de luna'. O el Jano bifronte y bisexual (mitad hombre, mitad mujer) tocado con una montera, en el que 'Mi lágrima es tu pendiente'.

Aunque el guiño abstracto surge todavía más evidente en otras de las 26 piezas que Mérida presenta en Benedito hasta el 4 de enero. Es el caso de 'Gazpacho en copa de balón'. Una particular naturaleza muerta que encierra mucha vida. O al menos muchos enigmas. ¿Qué hace ahí, a la derecha, el botijo cian? ¿Y el oscuro fauno que tiene delante? ¿Anda que la silueta del margen superior izquierdo? ¿Eso qué es? ¿Una cabeza de toro? ¿De bisonte? Mérida sonríe y sube los hombros. No piensa responder. Es parte del juego: «Cada espectador verá una cosa, cada objeto representará algo diferente para cada persona que se acerque al cuadro». Sin más.

Expresionismo y Goya

Junto a los trabajos de ascendencia surrealista, el pálpito expresionista se deja sentir en '¿Y mi musa?' y 'Olor de luna'. «Son dos de las obras más especiales para mí. En la primera quiero hablar sobre el proceso de creación con una mirada irónica, pero también un poco melancólica; mientras que 'Olor de Luna' ofrece a uno de esos personajes anónimos que todos nos cruzamos por la calle, seres que parecen haber perdido la razón, pero que muchas veces tienen una sensibilidad y una sabiduría increíbles», aclara el pintor, al hilo de la muestra que reúne su trabajo más reciente.

Y concluye Mérida con otro guiño. «Un homenaje». Esta vez a Francisco de Goya; en concreto, a su inquietante 'Perro semihundido', que le «inspira» de manera evidente en dos obras: 'Caballito de mar' y 'Enamorado de la Luna'. Un potro blanco y un toro negro. Escondidos. Casi ocultos. Solo se adivinan sus ojos. Quizá sonrían. Como Mérida en la imagen de ahí arriba.

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