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ALMUDENA NOGUÉS anogues@diariosur.es
Martes, 7 de diciembre 2010, 08:12
Cada mes, cuando salen las estadísticas del Ministerio de Trabajo, los grandes titulares los acapara el drama del paro. Noviembre dejó la friolera de 4.607 nuevos desempleados (un 2,5% más), marcando un nuevo récord absoluto en la provincia: 183.879 personas sin una nómina que llevar a sus hogares. Sin embargo, hay otra tragedia camuflada entre la maraña de números que publica el Servicio Público de Empleo Estatal, y es la de los contratos. No solo escasean los puestos laborales sino que, además, los pocos que se generan están azotados por la temporalidad. Los datos del acumulado enero-octubre revelan al respecto que Málaga sumó en ese periodo 430.202 contratos, de los que cuatro de cada diez se extinguieron antes del primer mes de vigencia. Así, de los 430.202 suscritos, 172.697 no rebasaron los 31 días de duración. Nada menos que el 40%.
El grueso de estos 'contratos exprés' se registró en la tipología de eventuales, donde de los 207.243 contabilizados en el citado acumulado enero-octubre más de la mitad, 126.606 no superaron una hoja del calendario. Por volumen, le siguieron los encasillados en 'obra y servicio': 17.224, y los realizados a interinos: 15.348.
Crecen un 7% en un año
Además, llama la atención la comparativa con el ejercicio anterior. En el mismo periodo de 2009, los contratos de menos de un mes ascendieron a 159.334. Es decir, en solo un año, la oferta de puestos tan cortos se ha incrementado un 7,7% en 13.363. Un incremento que, como interpretan los sindicatos, está íntimamente ligado al mercado laboral que impone la propia crisis económicas.
«Las empresas mantienen ajustadas al límite sus plantillas y solo las refuerzan en momentos muy puntuales, con contratos muy cortos para cubrir necesidades muy concretas, como pueden ser vacaciones del personal, la campaña de verano, las rebajas, la Semana Santa o la próxima Navidad», dicen.
Al respecto, el secretario provincial de CC OO, Antonio Herrera, recuerda que el elevado porcentaje de empleos que no superan el mes no es más que un indicador de la temporalidad que sufren los trabajadores malagueños y que acapara nada menos que al 93,5% de los contratos. «Por contra, los temporales han caído tres puntos desde el inicio de la crisis, quedando reducidos actualmente al 6,5%», señala.
Además, como denuncia este experto, en muchos casos esos contratos tan cortos encubren puestos estructurales. «El empresario va encadenándolos porque así se ahorra costes, una picaresca que es posible gracias a la ausencia de inspecciones», lamenta al tiempo que asegura que ello demuestra que «la reforma laboral ha fracasado».
En esta misma línea se expresa el secretario provincial de UGT, Manuel Ferrer, quien advierte que más temporalidad es sinónimo de más precariedad, «lo cual no cambiará mientras no se transforme el modelo productivo malagueño y se consolide una industria de I+D y energías renovables que ofrezca una alternativo al ladrillo y a los servicios», sentencia.
Preguntado por los efectos de esta inestabilidad laboral en los trabajadores, Ferrer hace «una lectura amarga». «Esta temporalidad repercute negativamente en el consumo y, además, propicia la economía sumergida, por propia supervivencia», dice.
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