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AMANDA SALAZAR
Jueves, 25 de noviembre 2010, 09:50
La batalla para recuperar el papel de autoridad del profesor en el aula se libra en la escuela, pero también en los tribunales. Varias sentencias están creando precedentes en los últimos meses para tipificar las agresiones a los docentes como delito penal y no solo como falta, con lo que las condenas son mayores. En la última, con fecha del 11 de noviembre, un Juzgado de lo Penal de Málaga ha condenado a un alumno mayor de edad a una orden de alejamiento por coaccionar a su profesor.
El joven no podrá acercarse a menos de 300 metros del instituto de la provincia en el que ocurrieron los hechos, así como al profesor al que insultó y amenazó -que era además el jefe de estudios- ni al director del centro, al que trató de agredir físicamente, según se desprende del escrito, que también le prohíbe comunicarse con ellos. El estudiante tendrá que pagar también una multa de 1.000 euros con pena de prisión en el caso de que no pudiera abonar esta cantidad, además de las costas del juicio.
«Se trata de un paso importante porque considera como delito y no como falta los insultos y las amenazas, cuando hasta ahora solo habíamos conseguido esta apreciación para las agresiones físicas; pero para nosotros tanto la violencia física como la verbal tienen la misma gravedad», explica María Dolores López, abogada del Gabinete Jurídico de la Federación de Enseñanza de CC OO, que presentó ayer estos casos. López señala que se trata del primer caso en Andalucía en el que, además, se condena a la orden de alejamiento para proteger a un docente.
Los hechos ocurrieron en mayo de 2010 cuando el alumno, tras ser expulsado de la clase por su mal comportamiento, profirió contra el jefe de estudios expresiones como «aquí no, pero en la calle te las verás conmigo; te vas a enterar». Ante la actitud violenta del joven y los , el centro decidió llamar a una patrulla de la Policía Nacional. Cuando los agentes se personaron junto al director, el joven llegó a arrojar una mochila a este último sin que le causara daños y continuó amenazando e insultando a los profesores. La sentencia considera probado que estas coacciones tenían la intención de amedrentar y vulnerar el principio de autoridad que representaban los docentes.
Alerta sobre el 'ciberacoso'
Pese a los avances en materia judicial, el sindicato hace un llamamiento a administraciones y familias para que se dignifique la figura del profesor, y alerta sobre una nueva forma de agresión, el 'ciberacoso'. Asimismo, José Blanco, secretario de la Federación de Enseñanza de CC OO, recordó el papel de la familia «ya que cada vez son más los profesores que se sientan en el banquillo acusados de por los padres por reñirle a un niño o reprobarle una conducta inadecuada», dijo.
«Afortunadamente, también son cada vez más las sentencias que los absuelven», indicó la abogada sindical, que puso como ejemplo la sentencia en septiembre de un Juzgado de Instrucción malagueño que absuelve a un maestro acusado de maltrato. En este caso, los padres denunciaban que su hijo había recibido un trato vejatorio del profesor. La sentencia recoge que los hechos se produjeron durante una excursión. El docente «llamó la atención» varias veces al alumno por salirse de la fila. Una de esas veces, el menor se «salió de la calzada», con lo que el profesor le agarró del brazo «para evitar un mal mayor».
Desde la Federación de Enseñanza del sindicato también señalaron el caso, también en el mes de septiembre, en el que se condenó a otro alumno menor de edad, por un delito de atentado en concurso con una falta de lesiones y una falta de amenazas. El Juzgado de Menores le impone además un año de libertad vigilada con contenido formativo-ocupacional. Los hechos se remontan a noviembre de 2008, cuando el alumno se hallaba fumando en el pasillo del centro educativo y tras ser reprendido por su profesor le increpó agresivamente diciéndole «te voy a dar una hostia y una paliza». Ya en el interior del aula, con los pies sobre su mesa, le llamó «capullo de mierda» y extrajo de su mochila una vara de metal plegable, con la que comenzó a golpearle en los brazos. Ejemplos de conflicto que dañan la convivencia en las aulas.
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