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Tamara Rabinowitz y Eman Al-Nabelsi, ayer en las jornadas. :: S. G. C.
Tamara y Eman, dos caras y un conflicto
'MÁLAGA, LUMINAR DE CULTURAS'

Tamara y Eman, dos caras y un conflicto

Una israelí y una palestina, unidas por la muerte de sus hijos en Oriente MedioLa Universidad acoge las jornadas 'Málaga, luminar de culturas. Israelíes y palestinos', que organiza el cocinero Samuel Perea

SARA G. CORTIJO

Miércoles, 17 de noviembre 2010, 10:07

Eman Al-Nabelsi es palestina y en 2004 perdió a uno de sus hijos, de 17 años de edad, mientras asistía al funeral de un familiar debido al disparo de un soldado hebreo; Tamara Rabinowitz es israelí y también ha sufrido la muerte de su hijo en el sur del Líbano, sin embargo, entre ellas el rencor no tiene cabida, pues su lugar lo ocupa el entendimiento y la reconciliación, sentimientos que demostraron ayer en las jornadas 'Málaga, luminar de culturas', que tuvo lugar en la Facultad de Ciencias de la Comunicación, con el relato de sus emotivas historias y con el abrazo en el que se fundieron al finalizar el acto dando una lección ejemplar de humanidad.

«La bala que destruyó la cabeza de mi hijo también destrozó mi corazón», expresó Al-Nabelsi, cuyo mayor deseo es que se establezca una paz duradera en Oriente Medio. Por ello, en 2005, se unió al Círculo de Padres-Foro de Familias, una organización que reúne a familias de ambos pueblos para luchar por la reconciliación y la paz.

Por su parte, Rabinowitz afirmó que cuando murió su hijo su vida cambió por completo pero también lo hizo cuando conoció el Círculo de Padres, pues con él aprendió a «atravesar el abismo del odio y el dolor para generar un diálogo». «Tenemos la receta para conseguir la paz, pues esta organización cuenta con los ingredientes necesarios para ello, que son la esperanza, el diálogo y la comprensión, y las manos para cocinarlos, que son las propios familiares que han perdido lo que más amaban en este mundo», añadió.

La principal actividad del Círculo de Padres es la educativa, apuntó el representante internacional de la organización, Aaron Barnea, quien también perdió a su hijo en un acto de servicio como soldado en el sur del Líbano.

«Al año visitamos más de mil aulas para dar conferencias en las que participan un israelí y un palestino para relatar sus testimonios personales», señaló Barnea, quien reconoce que los resultados son «conmovedores», pues para muchos de esos jóvenes es «la primera vez que tienen la oportunidad de conocer a una persona del otro lado y saber que también sufre». Para Barnea la paz en Oriente Medio «es posible porque la reconciliación es posible». «Un acuerdo político es una condición necesaria pero no suficiente, el ser humano es el que tiene la semilla para resolver el problema», sentenció.

Estas jornadas, organizadas por el cocinero Samuel Perea, que ayer también homenajeó al corresponsal Henrique Cymerman, continuarán hoy con el Homenaje a la paz, la convivencia y la gastronomía mediterránea, en el que diversos chefs se pondrán al frente de los fogones.

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