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HUGO SIMÓN marbella@diariosur.es
Viernes, 6 de agosto 2010, 03:53
«No podría haberme imaginado en la vida que iba a entrar en la tienda». Las palabras de Karem Gómez, dependienta de unos de los establecimientos del casco antiguo de Marbella visitados el miércoles por la primera dama de Estados Unidos, Michelle Obama, resume el sentir de los comerciantes de la zona, que saboreaban ayer el día después de la visita de la mujer del presidente Barack Obama.
«Estaba pendiente de hacer una foto con el móvil, cuando se fue directa hacia los vestidos», explica la empleada de 'Blanc du Nil', una tienda especializada en moda ibicenca donde la primera dama adquirió dos prensas de ropa. Ambas de color blanco. Una falda que también puede usarse como vestido para Sasha, de 9 años, la hija menor de los Obama, que acompaña a su madre en sus vacaciones. Y otro vestido a media pierna y con caída para el que la propia Michelle Obama se encargó de buscar la talla. Según Gómez, «era demasiado corto para ella, así que creo que era para su otra mayor», Malia, de 12 años.
Las compras no las abonó la señora Obama, sino una de sus acompañantes, que pagó con tarjeta de crédito los 84 euros que costaron los dos vestidos. La inversión monetaria, en cualquier caso, no tenía importancia. La visita, sí. Y mucho. «Nunca pensé que se pararía aquí», apunta la empleada, que destaca la repercusión que el gesto de la primera dama ha supuesto para el establecimiento y para el casco antiguo de Marbella.
La actitud de la mujer del presidente de EE UU también despierta muchos elogios por parte de la dependienta: «fue muy amable, muy simpática, no dejó de sonreír en ningún momento». Incluso aplaudió, como una colegiala ilusionada, una vez que se formalizó la compra, según recuerda Gómez.
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