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ÁNGEL ESCALERA
Domingo, 25 de julio 2010, 03:40
Los miembros del turno veinte de la Adoración Nocturna, dedicado al Cristo de Ánimas de Ciegos, estaban en la sacristía de la parroquia de San Juan cuando comenzó un incendio devastador. Las llamas arrasaron la capilla de la Exaltación, perteneciente a las Reales Cofradías Fusionadas de San Juan. El fuego se declaró poco antes de la una menos cuarto del 21 de julio de 1980. Era una noche de fuerte calor a causa del terral. Cinco imágenes se perdieron en el siniestro: las del Cristo de la Exaltación, Nuestra Señora del Mayor Dolor, María Santísima de Lágrimas y Favores, San Juan Evangelista (las cuatro de Fusionadas) y Santa Lucía, cuya propietaria era la Organización Nacional de Ciegos (ONCE).
Al salir de la sacristía y acceder al templo, los integrantes de la Adoración Nocturna se dieron cuenta del incendio. Estaba ardiendo la citada capilla, situada en la nave izquierda de la iglesia. Grandes llamas prendían imágenes y enseres ante la impotencia de las personas que veían cómo el fuego se extendía irremediablemente. Con rapidez, se avisó al párroco de San Juan, Amalio Horrillo, a la vez que se llamaba a los bomberos. Cuatro coches contraincendios y el retén completo se personaron en el templo para proceder apagar el fuego. La capilla asolada por el siniestro había sido reformada el año anterior, incluyendo nuevos motivos ornamentales. La cúpula era muy valiosa. En esas fechas el hermano mayor de Fusionadas era Marcelino Aguilar Damián.
El origen del fuego parece ser que fue la chispa de una vela que al saltar prendió en el cortinaje. No obstante, la causa no quedó aclarada del todo. Se barajaron otras hipótesis, como que se produjo un cortocircuito o que alguien arrojó un objeto incendiario contra la iglesia.
Las labores de extinción de los bomberos se prolongó más de una hora hasta que lograron controlar las llamas. Además de la pérdida de las cinco imágenes mencionadas, el fuego se llevó por delante otros enseres de las Vírgenes quemadas.
Hermanos presentes
En el acta que recoge la destrucción de la capilla de la Exaltación, escrita por el entonces secretario de Fusionadas, Antonio Domínguez, se dice: «Nos disponíamos a celebrar el turno de adoración nocturna que con el título del Santísimo Cristo de Ánimas de Ciegos celebra la cofradía en su capilla. Estábamos en el salón parroquial asistiendo a las charlas anteriores a la misa los siguientes hermanos: Marcelino Aguilar Damián, Manuel Requena Robles, Manuel Martín Barquero, Rafael Palomo Medina, Ignacio García Benítez, Juan Delgado Gallardo, Agustín Escalera Grez, Antonio Bravo García y Antonio Domínguez Ruiz».
El acta añade que, una vez terminada la charla, que se prolongó más de lo habitual, los cofrades hablaban con el párroco de San Juan y director espiritual de Fusionadas, Amalio Horrillo Coronil. Entonces escucharon un ruido de explosión de cristales. El citado Antonio Domínguez fue corriendo hasta la capilla de la Exaltación y vio que se hallaba envuelta en una cortina de fuego. Una vez avisados los bomberos y mientras estos llegaban, los cofrades comprobaron cómo el centro del incendio se situaba en la parte alta, en la zona correspondiente a la cristalera y la cúpula de madera.
Tallas incendiadas
«La impotencia de los allí reunidos fue total -recuerda Antonio Domínguez-. Caían el retablo y las tallas incendiadas. Era imposible penetrar en la capilla. Vimos cómo se calcinaban los sagrados titulares con un dolor tremendo y una angustia inexplicable. Sólo nos quedó tener las puertas preparadas para cuando llegaran los miembros del Real Cuerpo de Bomberos. El incendio quedó dominado sobre las cuatro de la mañana».
Numerosas personas, la mayoría vecinos de la feligresía de San Juan, se congregaron en las inmediaciones del templo. Era la madrugada del lunes 21 de julio de 1980. Acudieron también al siniestro miembros de la Policía Nacional y Municipal para ayudar en lo posible.
A la mañana siguiente, la parroquia de San Juan fue visitada por muchos malagueños para ver los efectos del fuego y alentar a los compungidos cofrades de Fusionadas y al párroco. Entre los visitantes estuvo el alcalde de Málaga, Pedro Aparicio Sánchez.
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