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SUSANA ZAMORA szamora@diariosur.es
Domingo, 20 de junio 2010, 21:21
De la Calle nos recibe en el Rectorado, al que acaba de llegar de plantar árboles, los primeros del 'Bosque del Conocimiento', con el que quiere empezar a hacer una universidad más sostenible y habitable en la ampliación del campus. Allí esperan los terrenos para empezar a construir los edificios que la UMA ha proyectado, entre ellos, el de la Facultad de Ciencias de la Salud, y para los que la institución dispone del dinero, pero no de los permisos administrativos.
-Su presencia tanto en actos institucionales fuera de Málaga como en los más domésticos es notoria. ¿Qué frutos está recogiendo de ese trabajo de representación?
-En el entorno más inmediato creo que se ha perdido la idea de una universidad alejada de la sociedad. En el resto de ámbitos, la Universidad de Málaga suena. Es de las universidades conocidas, reconocidas y queridas. El estar presente en muchas esferas de actuación y de decisión nos permite participar. Ya fuera de nuestras fronteras, intentamos con otras universidades europeas desarrollar tareas de colaboración y en el espacio latinoamericano, promover proyectos de cooperación para que las sociedades se igualen a través del conocimiento.
-¿Cómo debe ser un buen profesor de universidad según las directrices de Bolonia?
-A través de los planes piloto, la Universidad de Málaga lleva varios años poniendo a disposición del profesorado una serie de herramientas para llegar mejor al alumno y mejorar su aprendizaje, que es el objetivo final y lo que se valora en el proceso de Bolonia. La lección magistral es sustituida por un profesor más cercano al alumno, que tiene que utilizar la lección teórica, esencial, pero que se aproxima al alumno a través de grupos reducidos. Otra forma de mejorar ese aprendizaje del alumno es a través de las tutorías individualizadas, una herramienta que se ha tenido, pero que el alumno nunca ha sabido utilizar y que ahora contará un 30% de la nota final.
-Alguien puede pensar que con su alianza con la Universidad de Sevilla para lograr ser una Universidad de Excelencia se quita a un competidor de encima...
-Es una unión sensata. Lo que promueve la convocatoria de los campus de excelencia es la especialización, junto con agregaciones que fortalezcan esa especialización. Tanto la Universidad de Sevilla como la de Málaga hemos visto una oportunidad de fortalecer un ámbito, el de las tecnologías, en el cual Andalucía no tenía resonancia nacional ni internacional. Sevilla, con una larga trayectoria tecnológica, y Málaga, porque se ha desarrollado muy pegada al Parque Tecnológico de Andalucía, tenían perfiles complementarios. Aquí no se trata de quitarnos competidores de encima, sino todo lo contrario, unir esfuerzos y fortalezas para ponerlas a disposición del país y conseguir ser competitivos en el exterior.
-Tras quedar fuera en la primera convocatoria de Campus de Excelencia, ¿cómo encajó ese revés?
-El primer golpe fue muy duro, porque creo que la UMA es una universidad excelente. Creo en su capital humano y en las fortalezas que tiene Andalucía. Pese a la juventud de la UMA, en la primera convocatoria quedamos entre las mejores y conseguimos la denominación de Campus Excelente de Investigación y Transferencia. El haber cogido el primer barco nos hubiera dado tranquilidad, pero mientras sigan pasando, se puede montar uno en ellos.
-En un momento de crisis como el actual y con la implantación del Plan Bolonia echada encima, ¿cómo hará frente la UMA a las necesidades?
-No estoy demasiado preocupada. En cuanto a infraestructuras, quizá no podemos hacer todos los edificios nuevos que desearíamos, pero podemos adaptar los que tenemos. La aplicación del Plan Bolonia es un camino muy largo y éste se hace paso a paso. Vamos a entrar en el Espacio Europeo de Educación Superior (EEES) con el grado y si tenemos que sacrificar algunos de los muchísimos posgrados, no pasa nada, porque están ya verificados y los pondremos en funcionamiento más adelante. Mientras tanto, se puede aprovechar el capital humano que estaba en el posgrado y que emplee su tiempo ahora en el grado.
-Pero no se han podido realizar todas las infraestructuras que se hubieran deseado para acoger a los 65 alumnos que establece Bolonia por curso...
-Hay dos tipos de grupos: en los que se dará la lección teórica y otro en el que se da la lección más próxima al alumno. El EEES propugna una enseñanza más personalizada, pero no dice dónde, si en el grupo teórico o práctico. El que aquí se hablara de grupos de 65 alumnos responde más a un compromiso electoral del partido que gobierna en Andalucía que a una norma europea que diga que el grupo tiene que ser de un tamaño u otro.
-¿Teme que los recortes afecten al Plan de Financiación de las Universidades?
-Van a afectar en una disminución de la masa salarial bruta, pues vamos a ganar menos los funcionarios y, en general, al capítulo de inversiones.
-¿Y qué proyectos de la UMA quedarán en la cuneta?
-Lo cierto es que en estos momentos la UMA lo que necesita son los permisos para construir, pues en el plan de inversiones que la UMA tiene diseñado hasta 2011, el dinero está librado para hacer los edificios proyectados, como el de Ciencias de la Salud, pendiente de un informe de seguridad de AENA; o el Centro Andaluz de Investigación, en fase de licitación ahora.
-¿Qué sensación le queda cuando algunas universidades europeas se quejan del pésimo nivel de idioma con el que llegan los alumnos malagueños que se van de Erasmus?
-En España siempre se ha enseñado mal los idiomas y nunca hemos seguido las tendencias del resto de Europa. Con el EEES, habrá que demostrar el dominio de una segunda lengua y el conocimiento de una tercera. Se tiene que acreditar, lo que no sé es cómo, porque la universidad no está para enseñar idiomas.
-¿No cree usted que la endogamia de la que pecan los departamentos es más propia de otras épocas y de carecer de altura de miras?
-La endogamia es contraria a la movilidad y ésta llevamos años promoviéndola. La mayoría de los profesores de la UMA han realizado sus estudios posdoctorales fuera de España y han tenido un largo recorrido que les ha valido para competir y regresar a su universidad.
-El macrobotellón celebrado en el aparcamiento de Ciencias de la Comunicación dejó destrozos y una sensación de indefensión. En aquel momento se echó de menos un pronunciamiento más contundente por parte del Rectorado...
-A todos nos sorprendió ese macrobotellón y pudimos comprobar el efecto tan inmediato que puede tener una red social. A partir de ahora ya están puestas las bases para saber cómo actuar. Desde la UMA se ha hecho una petición expresa al Ayuntamiento y a la Subdelegación del Gobierno para que a requerimiento mío o de otro miembro del equipo de gobierno puedan intervenir las Fuerzas de Seguridad.
-Se han solicitado a la Junta cuatro nuevas titulaciones, ¿está en los planes de la Universidad de Málaga concentrar títulos afines que conduzcan a su especialización?
-Creo que es bueno tener cierta identidad, pero sin descuidar las demandas sociales.
-¿Y no sería mejor trabajar y concentrarse en las titulaciones que ya se tienen que seguir ampliando la oferta?
-Si no hubiese demanda, sería absurdo pensar en nuevos títulos. Es cierto que hay que consolidar los que ya se tienen, pero es que nosotros los tenemos ya consolidados y dan una respuesta importante.
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