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M. A. GONZÁLEZ
Sábado, 22 de mayo 2010, 04:40
Una treintena de pequeños pueblos del interior de la provincia podrían tener fecha de caducidad. Situados en plena montaña, principalmente en las comarcas de Ronda y la Axarquía, se enfrentan al abandono por una cuestión de lógica: pierden habitantes tanto por emigración como de forma natural, es decir, hay más defunciones que nacimientos. Sólo hay que cruzar los datos del crecimiento vegetativo (diferencia entre fallecimientos y alumbramientos) y del crecimiento real (a través del padrón) para obtener el saldo migratorio (llegadas menos salidas). Cuando estos tres factores son negativos, el diagnóstico es claro: despoblación. Es lo que le ocurre a pueblos como Algatocín, Alpandeire, Benaoján, Cortes de la Frontera o Faraján, Alfarnate, Arenas, Colmenar o Totalán. Otras comarcas también sufren este fenómeno, con municipios envejecidos como Álora, El Burgo, Carratraca o Yunquera. En menor medida, una decena de localidades, aunque registran un crecimiento vegetativo positivo, es tan mínimo que también se encuentran en riesgo de desaparición, como Almáchar, Almargen, Atajate, El Borge o Teba.
Estos municipios tienen un denominador histórico común, como explica Carmen Carvajal, profesora del Departamento de Geografía Humana de la Universidad de Málaga. «Las zonas de montaña han sufrido la emigración durante todo el siglo XX porque son las primeras en las que se desarticuló su economía. Por su situación, son pueblos poco rentables para la economía de mercado». Esto ha hecho que muchas personas hayan abandonado estas zonas rurales. «Al no haber adultos jóvenes, no hay niños, ni escuelas, ni médicos. Es un círculo vicioso», apunta Carvajal. «Esos lugares sólo son atractivos para quienes no trabajan, no tienen hijos y están en una edad en la que todavía no sufren problemas de salud», argumenta el sociólogo José Fernando Troyano.
Previsión
Para los foráneos tampoco resultan atractivos estos municipios porque, como explica Felisa Becerra, de Analistas Económicos, «la población extranjera se mueve por el desarrollo económico y el dinamismo».
Pero ¿están condenados a desaparecer? Los expertos no descartan esta posibilidad. «Es un proceso a muy largo plazo, pero podría ocurrir», dice Becerra. «O hay un revulsivo económico o van hacia el abandono total», advierte Carvajal. Troyano, por su parte, llama a la esperanza: «No es imposible que se recuperen».
Otra treintena de pueblos, también de Ronda y la Axarquía, tienen la misma historia que estos pero mantienen la población gracias a la llegada de extranjeros jubilados y de autóctonos que emigraron en su día, por lo que «no se revitalizan», explica Carvajal.
Por último, el litoral y los grandes municipios de interior, así como los del área metropolitana se mantienen como los más jóvenes, con indicadores positivos tanto en crecimiento natural como en saldo migratorio, a excepción de Málaga y Antequera.
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