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El órgano de la iglesia de la Encarnación provoca admiración en los visitantes. :: JOSELE-LANZA
El órgano del Sol Mayor (I)
HISTORIAS DE MARBELLA

El órgano del Sol Mayor (I)

ANTONIO LUNA AGUILAR

Domingo, 16 de mayo 2010, 04:16

EL día 19 de julio de 1936 fue asaltada la iglesia de Santa María de la Encarnación. Como consecuencia de la incultura salvaje resultó la pérdida de casi todo el patrimonio de mueble y documental que atesoraba la parroquia. Decía don Francisco Echamendi Aristu, párroco que fue de la misma, que «una institución sin archivos es como una persona que haya perdido la memoria». Hoy, algunos, se atreven a calificar la palabra memoria como histórica; en todo caso la iglesia de la Encarnación perdió su «historia», aunque, en «sensu stricto», esto no ha sido así, puesto que la historia existe aunque haya que ir a buscarla a otros archivos. No obstante, con la quema de los archivos parroquiales, junto con los de los conventos de San Francisco y de la Trinidad y de los hospitales Bazán y de la Misericordia, nos quedamos huérfanos de parte de «nuestra historia», de la más cercana, la del día a día.

No consta cuándo fue destruido el órgano que en el templo existía; si en la jornada mentada o, según contaba el sacristán José Carrasco Fernández, si lo fue a hachazos y posteriormente quemado una noche del mes de octubre siguiente. El caso cierto es que desapareció. Así también, tenemos noticias contradictorias sobre si era un órgano de origen español o alemán; aunque lo más probable, a tenor de la procedencia del órgano de la catedral de Málaga, es que fuera de fabricación española.

Las penurias de la posguerra no dieron para nada más que la reconstrucción de la parte arruinada del inmueble y para, poco a poco, la construcción de nuevos altares en las capillas laterales; casi todos sufragados por devotos. La falta de alguien con inquietudes musicales llevó a perderse en la penumbra de la memoria la existencia de un órgano en la parroquia.

Así las cosas, en el año 1969 se sabe de la existencia de un pequeño armonio y de un órgano electrónico que cumplían con las necesidades musicales del templo. La apertura de un establecimiento de la internacional cadena hotelera Hilton en nuestra ciudad, en la zona de Las Chapas, el Marbella Hilton, que provocó más de un error fonético entre los naturales, que pronunciábamos «Marbella Egipto», trajo a sus instalaciones, al objeto de celebrar una exposición fotográfica, a un joven alemán de 24 años, que visitó la iglesia de la Encarnación encontrándose con un coro vacío.

«¿Qué tendrá Marbella, qué tendrá la costa.?». Dice la canción. El caso es que son muchos los que vinieron por unos días, unas semanas, e hicieron de éste su hogar.

Milagro

El alemán se llama Michael Reckling, era fotógrafo de profesión y organista de afición y, al no encontrar el órgano que esperaba en un templo de semejante talla, se tuvo que conformar con el armonio y el órgano electrónico. Y he ahí cuando se produjo el que podríamos denominar milagro: descubrió que el edificio tiene una acústica maravillosa. ¿Qué tendrá Marbella.? Que empezó a enredar con la posibilidad de dotar con un órgano, de los de verdad, a la iglesia. Era párroco de la Encarnación don Rodrigo Bocanegra Pérez, un sacerdote muy dado a embarcarse en proyectos, como el que le propuso Michael Reckling.

Don Rodrigo, al igual que había «fundado» la hermandad de Santa Marta, para que sirviera de unión a los hoteleros de los muchos hoteles con que ya contaba Marbella, involucró a la Hermandad en la nueva empresa, amén de a algunas figuras políticas y empresariales del momento, como José Antonio Girón de Velasco, Alberto Monreal Luque, Fernando Soto y Domecq, Diego de Cossío, José Banús Masdeu, Ignacio Coca García, . La aportación económica de los miembros de la hermandad de Santa Marta no fue mucha, pero sirvió para incardinar el plan en la sociedad marbellera.

Al objeto de dar forma a la idea, Reckling contactó con los maestros organeros Gabriel Blancafort y Juan Capella, de Collbató en Barcelona; él mismo, junto con los organeros Blancafort y José María Arrizabalaga, diseñó el conjunto de la fachada del instrumento así como gran parte de la disposición de los registros. El proyecto/presupuesto resultante fue firmado el día 29 de diciembre de 1971, por supuesto sin disponer del dinero suficiente. Dios proveería.

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