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Joaquín Saura toca el órgano de papel construido por él a partir de las notas de Da Vinci. :: PEPE ORTEGA
La música según Leonardo
CULTURA

La música según Leonardo

El órgano de papel inventado por el genio del Renacimiento sonará hoy en un concierto en el Teatro Echegaray. El luthier Joaquín Saura hace realidad los instrumentos que Da Vinci ideó en su mente

REGINA SOTORRÍO rsotorrio@diariosur.es

Miércoles, 28 de abril 2010, 10:49

Estaba en uno de sus muchos cuadernillos de bolsillo, camuflado entre una lista de la compra, cálculos astronómicos, una carta al duque en la que reclamaba su sueldo y fórmulas matemáticas. En esa mezcla propia del genio del Renacimiento, escrito en italiano medieval y de derecha a izquierda -como era su costumbre-, Leonardo Da Vinci aportaba las claves de un revolucionario instrumento: el órgano de papel. En él inventó el teclado en vertical, como el del acordeón, más ergonómico y funcional; contaba con tubos de papel inclinados que le aportaban ligereza y no incomodaban al intérprete; e incorporaba un innovador fuelle de dos cuerpos (mientras uno se vaciaba de aire, el otro se cargaba). Dicen que su creación habría cambiado la historia del órgano; sin embargo, nunca salió de su libreta. Hasta ahora.

El investigador, músico y luthier Joaquín Saura ha dedicado «mil años» -ironiza- a descifrar la desconocida faceta musical de Da Vinci. Tras muchas horas de ensayos y errores, Saura ha logrado materializar tres de los instrumentos que el autor de 'La Mona Lisa' construyó en su mente: la viola organista, el órgano de agua y el órgano de papel. Ayer los presentó en una conferencia en el Teatro Echegaray y los mostró a un grupo de escolares, en una visita formativa que se repetirá hoy. «Somos unos privilegiados», resaltó la directora del Cervantes y el Echegaray, Charo Ema. Además, el órgano de papel sonará esta noche en el concierto 'La música de Leonardo', en el que Saura se acompañará en el Echegaray de la Academia de Música Leonardina y de Antonio Baciero para recrear los sonidos que rodeaban a Da Vinci.

Importantes avances

Poco se conoce del Leonardo músico. «De cada cinco cuadernillos que escribía, en los que apuntaba de todo, se han perdido cuatro», señaló Saura. Hasta nuestros días, añadió el luthier, apenas ha llegado el 1% de su actividad musical. Y, pese a todo, de ese ínfimo porcentaje se deducen grandes hallazgos. «Son las migas caídas de la mesa de la música de Leonardo», reflexionó.

Así, diseñó una viola organista, portátil y «con un teclado que, en lugar de ejecutar el sonido de la cuerda como en un piano, levanta la cuerda y la lleva hasta un arco que funciona con un leve movimiento del codo». De esta manera, el artista tenía las dos manos libres para las teclas, tal y como explicó Luis Delgado, autor de bandas sonoras de películas, de músicas de los ballets de Víctor Ullate y del Centro Dramático Nacional, que participa en el concierto de hoy. En otra de sus genialidades, Leonardo trasladó su intriga por los cursos del agua a un instrumento capaz de afinar el chorro en el propio tubo y convertir el agua en una segunda voz musical. Es el complejo órgano de agua, que también Saura ha logrado hacer sonar.

Da Vinci nunca lo hizo. «Él sabía en su mente que funcionaban. Como todos los genios, una vez resuelto el misterio perdía el interés y pasaba a otra cosa», dijo Delgado.

De lo que no hay dudas es de que el hombre del Renacimiento por excelencia aplicaba la música a toda su creación. De hecho, cuenta Giorgio Vasari, su primer biógrafo, que la misteriosa sonrisa de 'La Gioconda' era fruto del ambiente que creaba el maestro, con músicos y bufones en sus sesiones de pintura. Además, Saura ha comprobado que las proporciones del famoso cuadro de 'La última cena' responden a proporciones de la escala musical. Incluso ideó un timbal carro para la guerra.

Sin embargo, «no escribió ni un sólo compás, con una excepción: dos pentagramas dedicados a una carraca de los carnavales de Florencia». Y es que, como detalló Saura, Da Vinci «odiaba la repetición de la música». Las composiciones «debían nacer y morir en el mismo acto». Quizás por eso tampoco dibujó nunca instrumentos en sus cuadros. Sólo hay dos representados en el tríptico de 'La Virgen de las Rocas', y son un añadido posterior de otro pintor.

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