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ANTONIO M. ROMERO
Jueves, 4 de marzo 2010, 10:11
Hasta siete décadas han tenido que esperar algunos de los familiares de fusilados por el régimen franquista en el antiguo cementerio de San Rafael de Málaga durante la guerra civil y la posguerra para dignificar socialmente a estas personas y, aunque sea en parte, cerrar esa herida. La exhumación de cadáveres en las nueve fosas excavadas en ese terreno han concluido tras tres años de trabajo con la recuperación de 2.840 cuerpos de los 4.471 asesinados que se tiene constancia registral que murieron violentamente en este camposanto, según revela el informe final de esta intervención.
El documento, de 3.800 folios, fue presentado ayer públicamente en un acto en el Museo Picasso por el decano de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Málaga (UMA) y coordinador del equipo investigador, Sebastián Fernández. Un grupo al que durante este periodo se han unido decenas de voluntarios para participar en la apertura de la mayor fosa común excavada en España y una de las más importantes de Europa.
El riguroso informe explicativo de los trabajos desarrollados revela que los fusilamientos represivos en San Rafael se prolongaron dos décadas -entre 1937 y mayo de 1957-, aunque fueron especialmente virulentos en los meses posteriores a la toma de la ciudad por las tropas franquistas el 7 de febrero de 1937. Asimismo, el documento concluye que los cuerpos eran arrojaron a las fosas de manera aleatoria, la mayoría recibió los disparos en la región torácica y abdominal, algunos cráneos presentan el proyectil del tiro de gracia, otros tenían las manos maniatadas con alambres y los restos se cubrían con cal viva.
Uno de los elementos más llamativos es el hallazgo de restos de niños, quienes llegados de otros municipios y provincias para estar con los presos morían víctimas del hambre y las enfermedades y eran enterrados junto a sus familiares cuando estos eran fusilados.
Un dominó y una pistola
Entre los objetos personales encontrados junto a los fallecidos se encuentran monedas (la mayoría acuñadas durante el reinado de Alfonso XII), gafas, anillos, hebillas de un cinturón, un dominó hecho con cañas y una pistola del siglo XIX que estaba encasquillada lo que hace pensar a los investigadores que se utilizaba para dar el tiro de gracia y que al inutilizarse se arrojó directamente a la fosa. Además, se han hallado multitud de casquillos la mayoría de ellos fabricados en Italia -país que apoyó a Franco-.
Cada uno de los cuerpos hallados -que se encuentran ahora en el cementerio San Gabriel- consta de un estudio antropométrico con las características de cada uno de ellos para su posterior identificación. Y es que hasta ahora sólo se ha identificado una persona, el padre de Francisca Córdoba ya que su familia, año tras año, se encargó de renovar la marca que indicaba el lugar en que estaba enterrado.
La presentación se hizo ante un auditorio con familiares de víctimas, la consejera de Justicia, Begoña Álvarez, el alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, la rectora de la UMA, Adelaida de la Calle y el presidente de honor de la Asociación contra el Olvido y por la Recuperación de la Memoria Histórica de Málaga, Francisco Espinosa, impulsores de esta excavación.
Álvarez destacó el ejemplo de colaboración institucional que se ha dado en este trabajo para hacer justicia con quienes en su día sufrieron las consecuencias del peor fratricidio y con las generaciones actuales y venideras que buscan reforzar el lugar de encuentro común.
Un llamamiento a la concordia en el que también insistió De la Torre, quien anunció que en el plazo de un año estará construido en San Rafael el mausoleo que recordará a estas víctimas y que se insertará en el futuro parque público ubicado en este antiguo cementerio. Un equipamiento para el que no dio fechas y sí pidió colaboración institucional.
De la Calle puso en valor el magnífico trabajo desarrollado por el equipo de investigación de la UMA, mientras que Espinosa, visiblemente emocionado, subrayó que la búsqueda y la exhumación de sus seres queridos se hace «sin odios y sin rencores, pero sin amnesia».
Uno de los miembros de la asociación, Manuel Muñoz Frías, tomó la palabra para destacar la labor del juez Baltasar Garzón en su investigación sobre los crímenes del franquismo y, al mismo tiempo, censurar al magistrado Luciano Varela por apreciar delito -como sostienen en sus denuncias dos organizaciones ultraderechistas-, en esta actuación de Garzón.
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