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Crece el número de candidatos para todas los concursos de empleo público y, por lo tanto, la competencia para lograr plaza. :: BERNARDO CORRAL
Opositores sobradamente preparados
MÁLAGA

Opositores sobradamente preparados

Ingenieros, arquitectos, informáticos... la crisis empuja a miles de licenciados malagueños a competir por un empleo público Las academias se llenan de parados con alta cualificación académica y experiencia profesional

AMANDA SALAZAR asalazar@diariosur.es

Lunes, 22 de febrero 2010, 02:58

Su carrera no era fácil, pero al menos sabía que, cuando se licenciase, podría ejercer su profesión sin problemas. Sin embargo, después de diez años estudiando Arquitectura, Susana Moreno se ha encontrado con un mercado laboral cerrado a cal y canto debido a la crisis económica. A pesar de su vocación, se ha visto empujada a opositar. Ahora se prepara para docente de Tecnología en Secundaria, aunque tiene la espina de no poder ejercer en lo suyo. Y no es la única.

Las academias se han llenado en los últimos dos años de aspirantes que ven en el empleo público la única forma de reincorporarse al mercado laboral. Muchos son profesionales con una alta preparación académica y experiencia que se han visto afectados por expedientes de regulación de empleo (ERE) en sus empresas. Así lo explica el consejero delegado del centro de estudios Keops Kefren, Antonio Gallego, quien indica que la crisis ha creado un nuevo perfil de opositor. «Antes era raro encontrar a una persona muy cualificada optando a concursos del tipo C1 o C2, donde sólo piden ESO o Bachillerato, pero ahora es muy habitual que tengamos alumnos abogados, informáticos o ingenieros en telecomunicaciones», señala.

Esta clase de candidatos se decanta por norma habitual por oposiciones generales pero con mayor número de plazas para tener cuanto antes un trabajo seguro. «Cuando llaman, ni siquiera saben qué es lo que quieren, sólo tienen claro que quieren opositar, les da igual a qué», indica Ignacio Gutiérrez, jefe de estudios de Liber Formación. Otra duda muy común es el sueldo al que pueden acceder, según indica Juan Antonio Ocaña Doblas, director de Lehmberg Formación.

Aprobar supone ganar el premio gordo: un buen salario, horario digno y un puesto fijo. «Opositar ha dejado de ser una opción para convertirse en una necesidad», dice Gallego. No es para menos. Muchos de ellos tienen cargas familiares, deudas e hipotecas y emplean el tiempo en que cuentan con la prestación por desempleo para estudiar. Otros, intentan hallar un primer empleo en un mercado colapsado donde no parecen encontrar hueco.

Candidatos angustiados

Toda esta presión ha hecho aflorar un tipo distinto de candidato, al que Francisco Nieva, director de la academia Unitec en Málaga denomina el opositor angustiado. «Centran todas sus esperanzas en un examen y eso puede jugar malas pasadas», indica. Además, se encuentran con el drama de que muchos tienen que dejar de acudir a clase cuando se quedan sin la ayuda del paro.

Las academias consultadas cifran la subida de alumnos en el último año en un 10%. Nieva admite que el negocio no ha hecho más que aumentar en los últimos dos años, pero que no es una situación que deseen desde las academias. «Hemos tenido que crear nuevos grupos en algunas especialidades como Instituciones Penitenciarias para atender la demanda, y aún así tenemos una lista de espera de medio centenar de personas; este nivel de competencia no es el mejor ni para los opositores ni para los formadores», dice.

Lo que también ha cambiado es la motivación. «Ya no hay gente que venga por venir; los opositores no quieren perder el tiempo y puede que las próximas oposiciones sean las de mayor nivel en todas las especialidades que hemos tenido en años», indica Nieva. Una noticia que, sin embargo, desanima a muchos candidatos. «Ahora competimos con gente muy habituada a estudiar y que parte con una base de cultura general elevada», indica Luis Vázquez, opositor a la Policía Nacional.

«Desespera ver las academias con más opositores mientras que la oferta pública no deja de menguar debido precisamente a la falta de presupuesto», dice Carmen Pérez, que estudia para Auxiliar de Justicia. Aunque no todo está perdido para los que llevaban más tiempo intentándolo. «Una persona que lleva tres años preparando unas oposiciones siempre va a saber más que un recién llegado, por muchas licenciaturas que tenga», dice Nieva. Al final la oposición es una carrera de fondo donde lo importante es no desfallecer.

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