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Francisco Gutiérrez
Miércoles, 31 de mayo 2017, 00:37
«No tiene sentido competir cuando no hay posibilidad de obtener un beneficio económico. No puede ser que sigamos trabajando con la dictadura del precio». Así de contundente se manifestó el presidente de la Asociación Profesional de Empresas de Limpieza, ASPEL, Juan Díez de los Ríos, organización que firma uno de los recursos que han paralizado el proceso de licitación para el contrato del servicio de limpieza de la UMA. Explicó que el recurso de su asociación se presentó después de ponerse en contacto con el órgano de contratación de la UMA, «sin respuesta por su parte». El recurso ante el tribunal administrativo de la Junta se justifica en el coste del servicio que se presta, que solo en salarios supera el precio de salida. «Les hemos enviado todos los cálculos, y resulta que el precio de licitación de cada lote es inferior a los costes laborales teniendo en cuenta las horas mínimas semanales que impone el propio pliego». De esta manera, se pregunta: «¿Cómo se pagan los uniformes, el material, los productos o el absentismo laboral? Las cuentas no salen de ninguna de las maneras». La empresa que resulte adjudicataria se hace cargo de toda la plantilla, que son unas 320 personas entre fijos, fijos discontinuos y eventuales. «Hay una subrogación obligatoria, y la plantilla tiene una antigüedad media de 17 años, con lo que supone de costes laborales», explicó el presidente de la asociación empresarial. Además, el precio se mantiene los dos años de vigencia del contrato, incluso si se prorroga por otros dos años más, como contempla el pliego.
Díez de los Ríos criticó también que la Universidad presente como concurso lo que es «una mera subasta; solo les interesa el precio, no se tiene en cuenta la calidad del servicio, la formación o la seguridad laboral». La ley admite estas dos formas de contratar con la administración, mediante subasta, que supone que se adjudica a la oferta más baja, o el concurso, que debe tener en cuenta además del precio otros parámetros, como el servicio que se presta. «Aquí presentan como concurso lo que es una mera subasta del servicio», aseguró Juan Díez de los Ríos, quien apuntó que el recurso está respaldado por las grandes empresas nacionales dedicadas a la limpieza. «La limpieza depende de nosotros, a nadie le gusta llegar a su puesto de trabajo y encontrarlo sucio. Pero esto es una locura; no tiene sentido competir por un contrato cuando vas a perder dinero», concluyó.
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