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Científicos del Ibima y de Carlos Haya que han identificado la molécula.
Científicos de Málaga identifican una molécula que podría servir para tratar el alcoholismo

Científicos de Málaga identifican una molécula que podría servir para tratar el alcoholismo

El estudio llevado a cabo por investigadores del Ibima abre una vía para superar la adicción a la bebida y para atenuar el síndrome de abstinencia

Ángel Escalera

Martes, 30 de junio 2015, 00:42

El alcohol es una droga socialmente admitida que causa graves daños en el organismo y es el responsable del 6 por ciento de las muertes cada año. A pesar de ello, hay pocos tratamientos eficaces para combatir los efectos perniciosos de un consumo elevado de las bebidas alcohólicas. Esa situación puede experimentar un cambio a mejor gracias a una investigación llevada a cabo por científicos de Málaga pertenecientes al Instituto de Investigaciones Biomédicas (Ibima) y a la unidad de gestión clínica de salud mental del Hospital Regional Carlos Haya. Esos profesionales han identificado una molécula llamada oleiletanolamida (OEA) que ha demostrado su capacidad de neutralizar los efectos tóxicos del alcohol en animales de laboratorio (ratas y ratones) y de reducir el deseo de consumirlo.

El grupo de investigadores está dirigido por Fernando Rodríguez de Fonseca, que coordina un equipo multidisciplinar internacional formado por Antonia Serrano (España), Ainhoa Bilbao (Alemania), Roberto Ciccocioppo (Italia) y Daniele Piomelli (Estados Unidos). La investigación ha sido publicada recientemente en Adicción Biology, revista británica que es la número uno del mundo en el campo de las adicciones y la salud mental.

Rodríguez de Fonseca, en declaraciones realizadas a este periódico, precisó que los resultados obtenidos son fruto de un estudio que lleva en marcha diez años. Junto a Rodríguez de Fonseca y a Antonia Serrano, los otros tres científicos del Ibima y de Carlos Haya que participan en la investigación son Francisco Javier Pavón, Juan Suárez y Elena Baixeras.

La oleiletanolamida, que es producida por el intestino, es una sustancia grasa que controla el apetito y que fue descrita en 2001 por Rodríguez de Fonseca y Piomelli. Tras las pruebas efectuadas con ratas y ratones de laboratorio, los investigadores creen que esa molécula podría utilizarse como tratamiento con efectos beneficiosos en las personas para vencer la dependencia del alcohol y evitar las recaídas o que, al menos, estas fuesen lo más reducidas posibles.

La acción favorable de la molécula OEA se produce a través de los terminales sensoriales periféricos. De ese modo, se evita la modificación de las funciones cerebrales y la aparición de efectos indeseados, una circunstancia que los fármacos disponibles en el mercado para tratar el alcoholismo no logran impedir. La oleiletanolamida podría disminuir también la grasa acumulada en el hígado debido a un elevado consumo de alcohol y lograría atenuar síntomas de la abstinencia como los temblores y las convulsiones.

«Creemos que el comportamiento de la molécula en los seres humanos será igual que el que hemos visto en los animales de experimentación. La OEA es un producto natural que se produce en el intestino o en las plantas», explicó Rodríguez de Fonseca. El investigador indicó que se abren dos posibilidades para suministrar la molécula a las personas como tratamiento contra el alcohol. Por un lado, se baraja el desarrollo de un alimento funcional, es decir, un alimento enriquecido con un producto natural con efectos medicinales y positivos, que se administraría a los pacientes alcohólicos. El equipo que dirige Rodríguez de Fonseca está en contacto con una empresa suiza para comercializar, en el plazo de unos dos años, un alimento rico en OEA que tendría forma de barrita energética o de batido.

Por otro lado, cabe la opción de desarrollar, como medicamento, un producto que contuviese la oleiletanolamida. Esta segunda alternativa contaría con un plazo mayor para su consumación, ya que deberían transcurrir de cinco a siete años.

Tanto Fernando Rodríguez de Fonseca como Antonia Serrano recalcaron que la sociedad no es consciente del daño que el alcohol provoca en el organismo. «En el caso de las bebidas alcohólicas no sucede como en el del tabaco y hay una creencia errónea de que no son tan perjudiciales», dijo el investigador. A ese respecto, subrayó que el alcoholismo crónico es una enfermedad y un problema social de primera magnitud. Un consumo abusivo favorece la aparición de padecimientos como el cáncer, la enfermedad hepática alcohólica o las alteraciones psiquiátricas.

Las medicinas que se utilizan como terapia del alcoholismo son limitadas y su eficacia no resuelve un problema grave de salud. De hecho, los fármacos existentes en la actualidad están encaminados a disminuir el consumo o a intentar prevenir las recaídas de los pacientes, pero ninguno tiene una eficacia absoluta y son efectivos solo en un número pequeño de personas.

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