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Almudena Nogués
Miércoles, 5 de abril 2017, 14:04
Nutella abrió la veda con unas controvertidas declaraciones a finales del pasado enero y, un mes después, para rematar, un tuit de Samanta Villar en rspuesta a Hero Baby puso la guinda. La polémica estaba servida y las miradas de todos los consumidores se posaron sobre un producto: el aceite de palma. Así, a grandes rasgos, podemos decir que empezó todo. El revuelo mediático generado a principios de año a raiz de ambos episodios hizo que este aceite -presente en multitud de alimentos procesados, desde bollería a patatas fritas, margarinas, cereales, chocolates, pizzas precocinadas, piensos para animales, champús, dentríficos o cremas hidratantes- se convirtiera de buenas a primeras en el enemigo público número uno de la salud pública. ¿De verdad produce cáncer? El debate ha llegado al Congreso de los Diputados con una proposición no de ley (PNL) de Esquerra Republicana en la que se insta a evitar su consumo, sobre todo por los niños.
El foco de toda esta polémica -que vive estos días su punto álgido- hay que buscarlo, en primer término, en un informe de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) de mayo de 2016. Dicho estudio considera a los derivados del glycidol como tóxicos y posiblemente cancerígenos. Añadió, además, que incluso un consumo moderado de esas sustancias implica riesgo para los niños y que, debido a la falta de datos definitivos, ningún nivel de ingesta se puede considerar seguro. Según la investigación, el proceso de refinado al que se somete el aceite de palma para poder obtener una grasa sin sabor ni olor, a una temperatura cercana a los 200 grados, produce unos ácidos grasos que tienen la capacidad de modificar el ADN y provocar cáncer.
Despertado el recelo de los usuarios, la empresa Ferrero (fabricante de Nutella) se puso a sí misma sobre la palestra sacando pecho en defensa del uso de dicho aceite de palma. ¿Su alegato? Que sus componentes no provocan cáncer y que el aceite de palma es inocuo desde el punto de vista alimentario. Además, la empresa sacó en Italia una campaña por su 70 aniversario en la que enfatizaba sobre la salubridad de la Nutella. Fue así como la empresa de confitería decidió tomar partido en el debate en su intento de convencer al público de la seguridad de Nutella, su producto insignia que representa cerca de una quinta parte de sus ventas. La crema de avellanas y chocolate emplea el aceite de palma para lograr su textura suave y prolongar su vida útil. Otros sustitutos, como el aceite de girasol, cambiarían el producto, según explica Ferrero. "Hacer Nutella sin aceite de palma produciría un sustituto de inferior calidad, sería un retroceso", dijo el gerente de compras de la empresa, Vincenzo Tapella.
Con este telón de fondo el caldo de cultivo estaba en ebullición. Y Samanta Villar vino a echar leña al fuego. Y todo a cuenta de una disputa vía Twitter con la compañía Hero Baby. La empresa se hizo eco de unas controvertidas declaraciones de la periodista, madre de mellizos. "A Samanta Villar, acomodada y famosa, sus hijos le hacen "perder calidad de vida. Ánimo Samanta, tus hijos te querrán igual. #EmpiezaLaVida, escribieron en su cuenta oficial. La guerra había comenzado y fue entonces cuando Villar usó como arma arrojadiza para defenderse el aceite de palma (que por entonces ya andaba en el punto de mira). En su tuit, Samanta arremetió contra la marca de productos para bebés preguntándoles por qué utilizaban aceite de palma y criticando la baja calidad nutricional y el perjuicio al medio ambiente que ocasiona este óleo. En cuestión de minutos, la Red se llenó de mensajes de apoyo a la comunicadora y numerosos famosos (como Tania Llasera, Eduardo Casanova o Santiago Segura) respaldaron públicamente a la reportera.
Por su parte, la compañía intentó zanjar la polémica con unas disculpas a destiempo y con comunicado que buscaba aclarar las dudas sobre el controvertido ingrediente: El aceite de palma ha tenido mala prensa en los últimos años. No obstante, aporta ácidos grasos esenciales para el organismo humano como el ácido linoleico (omega 6) y algo de ácido alfa-linoleico (omega 3), además de oleico y palmítico.
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