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Un barrio entero aprende lenguaje de signos para comunicarse con un vecino

Un barrio entero aprende lenguaje de signos para comunicarse con un vecino

El joven Muharrem, sordomudo, no pudo contener las lágrimas al ver cómo todos sus vecinos, de una zona de Estambul, se dirigían a él de ese modo

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Jueves, 12 de marzo 2015, 14:05

¿Es posible un mundo sin barreras, en el que las personas con problemas auditivos se comuniquen en libertad y sin impedimentos con las personas que les rodean? En el barrio de Muharrem, un turco con problemas auditivos, ha sido posible. Este joven se ha convertido en protagonista de uno de los vídeos más emotivos de los puestos en circulación últimamente. Sus responsables son Samsung y la agencia Leo Burnett, que han hecho un gran esfuerzo para regalarle algo muy especial: una vida sin barreras.

Para poder llevar a cabo este propósito, todos los vecinos del distrito de Baclarde, en Estambul, aprendieron durante un mes el lenguaje de signos. Con la ayuda de la hermana de Muharrem como 'gancho', orquestaron diferentes situaciones para que todos los vecinos interactuasen con el joven usando el lenguaje de signos de la manera más normal.

Muharrem salió de su casa temprano y comenzó a notar un comportamiento extraño por parte de todas las personas con las que se cruzaba por la calle. De repente, un hombre que pasaba de frente le saluda con un cálido 'buenos días' en lenguaje de signos. Algo extrañado, el joven sigue su camino. Después de caminar unos pocos metros más, un segundo hombre, dependiente de una cafetería, le ofrece el menú. Muharrem no sale de su asombro. Le entiende a la primera.

Tras varias situaciones que le dejaron perplejo se acabó topando con un panel digital en el que una mujer se dirigía a él por su nombre. A través del lenguaje de signos le explicó que Samsung le había elegido para presentar su nuevo servicio de atención al cliente a través de vídeo, dirigido a personas con deficiencia auditiva.

El resultado final, recogido a través de cámaras ocultas, es una bonita pieza que justifica el gran esfuerzo que conllevó: un mes de trabajo y muchas personas implicadas que incluso recibieron clases para aprender a hablar con signos. La emoción de Muharrem al final del vídeo hacen que sin duda merezca la pena.

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