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Francisco Gutiérrez
Lunes, 6 de abril 2015, 01:15
Entre los hervíboros, el ciervo es la especie autóctona más abundante en la provincia, seguido de la cabra montés y, por último, del corzo. Pero de acuerdo con el trabajo publicado por Jesús Duarte doctor en Biología y consultor ambiental, J. Mario Vargas catedrático de Zoología de la UMA y Miguel A. Farfán investigador adscrito al departamento de Biología animal de la UMA esta última especie está sufriendo una expansión en la provincia, al igual que ocurre en el norte de España. Señalan que esta expansión puede alcanzar perfectamente el límite oriental de la provincia, y desde allí, utilizar como puente las sierras de Tejeda y Almijara para adentrarse en la provincia de Granada. Indican los autores del informe que, con las debidas medidas de gestión de hábitat, sobre todo en lo relativo a la creación de corredores de dispersión de hábitats favorables, se puede dirigir y fomentar el proceso expansivo.
El trabajo de campo ha muestreado la presencia de corzos en 25 municipios diferentes de las sierras occidentales de Málaga. La densidad más alta se detectó en el río Hozgarganta y en las sierras del valle del Genal, y la menor densidad relativa se obtuvo en las sierras de la cuenca del río Guadalhorce. No obstante, Jesús Duarte considera arriesgado dar un número de ejemplares concreto, pero sí indica que son más frecuentes cerca de Cortes y Grazalema y su presencia se reduce hacia el este de la provincia. Los más alejados del límite con la provincia de Cádiz se han visto por Alhaurín el Grande. Estos son precisamente los que los biólogos consideran animales son los colonizadores, los que van agrandando el área de distribución de la especie.
Bosques mixtos
La abundancia de corzos está positivamente relacionada con la distancia a las poblaciones de origen de las sierras de Cádiz, con la cobertura de bosques mixtos de encinas y coníferas y con las formaciones de castaños. Los resultados negativos se dan por contra en los usos urbanos, agrícolas y arbolado denso de coníferas.
El corzo es importante económicamente porque es una especie cinegética. Su caza mueve mucho dinero y como trofeo también es muy apreciado. Solamente por cazar un animal de la subespecie andaluza se pueden pagar mínimo entre 1.000 y 1.200 euros, explica Jesús Duarte. A esto abría que añadir todo lo que rodea la actividad de la caza. Por otra parte, ecológicamente el corzo es una especie indicadora del buen estado de salud del bosque. Si está presente y llega a alcanzar densidades óptimas significa que el bosque está bien conservado, lo que para los biólogos significa que no es un monocultivo de pinos, y eso implica que hay otras muchas especies amenazadas que también se benefician. Desde el punto de vista cultural la caza del corzo es diferente a la de otras especies, además de que hay ligada una cocina y muchas actividades específicas para esta especie.
A principios del siglo XX el corzo ocupaba casi toda la Península Ibérica, pero luego entró en regresión. De Capreolus capreolus se han distinguido dos poblaciones genéticamente diferenciadas y localizadas geográficamente, la que habita la mitad central y norte peninsular y por otra parte la presente en el sur, que es de menor tamaño y un pelaje más grisáceo.
Tradicionalmente el corzo andaluz ha estado confinado a las sierras de Cádiz y zonas malagueñas limítrofes. En este proceso expansivo, aclaran, los corzos utilizan los valles fluviales como corredores. Se tiene constancia, además, de que el corzo andaluz ha alcanzado la zona central de la provincia de Málaga, llegando casi a la cuenca del río Guadalhorce. Además de áreas forestales, ocupa muchos tipos de hábitats, estando presente en dehesas, pastizales e incluso zonas próximas a medios agrícolas y humanizados.
Para los autores del informe, el corzo, «correctamente gestionado, tiene una gran importancia económica, ecológica y cultural», y lo consideran una especie muy relevante desde un punto de vista biológico debido a sus adaptaciones y características como ecotipo o variedad geográfica de esta especie. «A nivel de todas las poblaciones de corzo existentes en Europa no hay ninguna similar a la andaluza», aclaran.
Reintroducido de forma artificial en la sierra de Tejeda, Jesús Duarte se muestra en contra de estas prácticas. «Personalmente no estoy de acuerdo con la reintroducción porque el corzo es un animal en expansión natural, que puede llegar por sí solo a Tejeda. Así que yo apuesto por facilitarle las cosas en vez de por llevarlo de manera artificial». Se trata de crear pasillos y corredores verdes que le permitan llegar con seguridad. «Es decir, yo prefiero gestionar y mejorar el hábitat para el corzo que trasladar o reintroducir animales. La mejora del hábitat beneficia no sólo al corzo, sino a otras muchas especies. El traslado beneficia no sé bien a quién. Seguramente a la empresa que lo hace y a la que va a vender las cacerías en Tejeda», comenta.
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