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MÁLAGA

TIEMPO PASADO: Defensa del 'tejeringo' malagueño

JOSÉ MARÍA OCAÑA

Miércoles, 1 de marzo 2006, 01:00

SI repasamos varios diccionarios, podremos observar que la mayoría de ellos definen los siguientes vocablos: 'tejeringo', 'jeringo', 'calentito', 'cohombro', 'churro', 'fruta de sartén', 'mandungo', 'porra' y 'tallo' como «masa de harina parecida a la de los buñuelos, a la que se da una forma alargada con un aparato especial y se fríe en aceite. Es típico de algunas regiones españolas, donde se toma acompañando al café o chocolate del desayuno o de la merienda». El vocablo 'tejeringo' presenta una etimología sumamente curiosa y hace referencia al instrumento con que se fabrica. Así pues, su constitución se debe a la suma de 'te' y 'jeringo', especie de jeringa, por donde se echa la masa a la sartén. Antonio Alcalá Venceslada, en su ya clásico 'Vocabulario andaluz', identifica la palabra 'jeringa' como sinónima de 'tejeringo', 'churro', 'tallo' o 'cohombro'.

Para el celebrado novelista malagueño Salvador González Anaya el vocablo 'jeringa' encierra además un alto valor interjectivo, como aduce en su conocida novela 'Los naranjos de la Mezquita' : «'Jeringa' hasta esa voz frisa el dicterio en su boca que no maculan las obscenidades del vulgo...» (Barcelona, 1935. Pág.57). Lógicamente, el 'jeringuero' es la persona que hace 'jeringos' y 'buñuelos':

-«Cómprate un real de jeringos al jeringuero de la esquina». (Alcalá Venceslada).

Según algunos destacados críticos, el origen del vocablo 'tejeringo' se encuentra en Málaga y Cádiz. Nació, al parecer, del pregón de algún expendedor que, mientras sudaba ante la sartén de aceite hirviendo, se dirigía a su clientela femenina, nerviosa y apremiada de tiempo, con la siguiente expresión, no exenta, quizás, de segunda intención:

-Niña, ¿no te jeringo?

El vocablo 'tejeringo' es netamente patrimonial de la provincia malagueña y ello ha motivado los siguientes versos del poeta malacitano Barrionuevo Moncayo: «El tejeringo era una / cosa en forma de aro; / masa frita con aceite / de oliva, sin mezcla alguna / que no costaba muy cara / y comerlo era un deleite. / Era parte del tipismo / en lo que se distinguió / el autóctono malagueño; / hoy, por puro esnobismo, / su antiguo nombre cambió / por churro, que es madrileño».

En la obra 'Los machosos', de los hermanos Álvarez Quintero, encontramos la acepción de 'calentito'.

Si Marcel Proust hubiera conocido esta delicia típicamente andaluza, la habría introducido en su inmortal obra 'A la búsqueda del tiempo perdido', en el celebrado pasaje de la magdalena en el café.

Para el eminente arabista García Gómez, la típica masa de harina frita en aceite, antecedente del 'tejeringo' o del 'buñuelo', hunde sus raíces en la civilización griega y romana, con la consiguiente confirmación árabe, que desarrolló su consumo en la mayor parte de Andalucía, con preferencia en las provincias malagueña y gaditana.

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