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MANUEL DEL CAMPO
Sábado, 26 de mayo 2018, 10:49
Programa Mozart con sus tres últimas sinfonías, las números 39, 40 y 41, para el concierto decimotercero de la XXVIII Temporada de abono de la Orquesta Filarmónica de Málaga en el Teatro Cervantes y en esta ocasión con el maestro Manuel Hernández-Silva, director titular y artístico de la OFM en el podium. A la hora de empezar nuestro comentario sobre este concierto recuerdo algo que escribió Gheon: «¿Se ejecutaron alguna vez estas tres maravillas? Probablemente en aquellos conciertos del casino de que habla Mozart en la segunda carta a Puchberg. ¿Fueron comprendidas y aplaudidas? No lo sabemos». El nombre del comerciante -vendía artículos domésticos al por mayor- Michael Puchberg aparece y reaparece en las cartas 'petitorias' que le dirigía el compositor. Aquí y ahora, anteanoche y anoche, evidentemente sí que se ha tocado ese tríptico maravilloso, resumen del clasicismo y que abre el camino al romanticismo, por nuestra OFM. La 'Sinfonía n.º39' (pensada en clave masónica y se habla de 'Canto del cisne'), la 'Sinfonía n.º40' (profunda, obra de pasión, apasionada y también no ajena a la tristeza) y la 'Sinfonía n.º41' (enérgica, majestuosa, solemne, canto triunfal, apoteosis sinfónica mozartiana calificada de 'Júpiter').
Estupendo trabajo el del maestro Hernández-Silva con la Orquesta Filarmónica malagueña en este concierto todo Mozart, a la que motivó obteniendo muy satisfactorios resultados. Se notó desde los solemnes acordes de la introducción de la 'Sinfonía n.º39' y con un delicioso 'Minueto' donde destacó el clarinete solista Juan Crisóstomo Subiela. Seguidamente escuchamos esa bella 'Sinfonía n.º40', no por oída con frecuencia menos apreciada, donde Mozart renuncia en principio al clarinete, a las trompetas, incluso a los timbales y gustamos de todo su encanto. Música pura, a veces profunda melancolía, que hace pensar si es apropiada la calificación que algunos le otorgan de 'Sinfonía del dolor'. Y en la segunda parte tuvimos una magnífica 'Sinfonía n.º41', la motejada de 'Jupiter'. Imponente el inicial 'Allegro vivace', detallista el 'Andante', preciso el original 'Minueto' así como deslumbrante el último 'Molto Allegro', toda una apoteosis sinfónica que cierra la obra.
El maestro Hernández-Silva, siempre segurísimo -esto es habitual en él-, con dirección enormemente clara, muy expresivo y con un rico repertorio de gestos y actitudes, bien comprendidos por los profesores de la OFM. Excelente concertación y expresiva respuesta en la entrega y resultados obtenidos por los profesores de nuestra Filarmónica desde el concertino Nicolae Ciocan (sustituía a Andrea Sestakova, enferma) al último de sus miembros. La respuesta del público, en número menor al habitual de los jueves, se tradujo en bastantes muestras de complacencia, en especial al término de la sesión en el Teatro Cervantes, multiplicándose los aplausos y los saludos de todos los intérpretes desde la escena, encabezados por el maestro Manuel Hernández-Silva.
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