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El noruego Erling Kagge se ha hecho el sueco y ha estado cincuenta días sin contestar el teléfono ni conectarse a internet. No sabe que el Parlament ha declarado la independencia. Tiene una buena excusa: se fue al polo sur. En Noruega hace frío, pero ... si te llaman por teléfono el móvil suena en tu bolsillo y él buscaba la tranquilidad. Sus reflexiones las ha plasmado en un libro. Reflexiona sobre el estrés en la sociedad. Ya saben: el ruido, las compras que las queremos ya, las prisas, las declaraciones de independencia que sí pero no, que elecciones pero no sé, que al final sí. El libro va bien y Kagge está haciendo caja. Tenemos mucha prisa y todo lo queremos ahora mismo. Por eso las grandes superficies exigen libertad horaria para poder competir con internet. Argumentan que el 70% de los consumidores online queremos que el producto que hemos comprado nos llegue en menos de sesenta minutos. El libro que me voy a comprar mañana quiero que me llegue ayer. No tenemos tiempo de pensar y somos protagonistas de minutos lamentables. Puigdemont se ha comprado una declaración de independencia que ya se había comprado el 1 de octubre pero que había devuelto. El problema de las grandes superficies ha estado a punto de arreglarlo un hombre solo, pero lo han despedido. Resulta que trabajaba en Lidl y llegaba antes de su hora y se iba después. Sin fichar. Jordi (¡Jordi!) García (ah, García) Viña, catedrático de Derecho Laboral y responsable de la CEOE defiende que fichar no tiene sentido en esta economía compleja y flexible.
En algunos sectores está imponiéndose una aplicación de móvil que te hace trabajar sólo cuando hace falta. Lo han propuesto en el sistema sanitario británico. Por ejemplo, si eres médico sólo tendrías que trabajar cuando un señor dice ay. Tiene lógica: para qué van a contratarte la jornada completa si al paciente lo despachas en media hora. Al final de la semana sumas las medias horas y te las pagan. Imagino que luego el señor doctor se va a la zapatería de una gran superficie a completar el sueldo. Lidl ha despedido a este trabajador aplicado por trabajar más de la cuenta sin fichar. Yo enviaría a los servicios sociales a su casa, algún problema ha de haber. Las máquinas donde se ficha deberían imprimir un justificante que permita controlar las horas que se trabaja y luego compararlas con la nómina para reírte un rato. En España se trabajan seis millones de horas extras. Puigdemont estaba trabajando más de la cuenta y lo han tenido que despedir. Organizaba toda una gran superficie y así estaba, con esos pelos. Hasta dormía ya en el trabajo, rodeado de policías porque tenía miedo de que lo detuvieran por trabajar tanto para que su gran superficie no dependiese de ninguna otra gran superficie.
Erling Kagge debería venirse por aquí con el móvil apagado y contarnos sus reflexiones, contárselas a Puigdemont. Resulta que con el estrés del procés no podemos ocuparnos de lo importante. Refugiados, educación, vivienda digna, horas extras, corrupción. Que alguien le regale el libro a Carles. Lo va a agradecer. Y nosotros también.
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