Un sector en continua evolución

En 1894 se estrena la zarzuela 'La verbena de la Paloma', en la que su protagonista, el boticario don Hilarión, repite insistentemente que «hoy los tiempos adelantan una barbaridad».

Nueve años después un farmacéutico estadounidense, John Stith Pemberton, inventaba y patentaba la Coca Cola. La realidad es que, como muchos grandes inventores, no obtuvo significativas ganancias con su invento. Don Hilarión y Pemberton demostraron tener en común al menos una valiosa cualidad: la visión de futuro. Y para alcanzar el futuro hay una regla básica: adelantarse a él.

En España la industria farmacéutica lidera el ranking en I+D+i, como lo demuestra el hecho de que el 21% de los recursos que la industria española destina a investigación proceden del sector farmacéutico que, unido al sector espacial, fueron los dos que más recursos dedicaron a innovar entre 2012-2014, y los que registraron el mayor número de patentes.

La industria farmacéutica nacional combina de forma exitosa tres palancas esenciales para las sociedades modernas: innovación, producción e internalización. Todo ello unido a un capital humano de primer nivel, altamente cualificado, diversificado y estable que genera 38.000 empleos directos, 4.800 relacionados directamente con I+D+i. Es un sector muy competitivo, con unos 10.000 millones de euros al año de exportación y con casi 1.000 millones de inversión anual.

La industria farmacéutica a través de la amplia red de oficinas de farmacia pone a disposición de todos los ciudadanos los medicamentos en base al denominado Modelo Mediterráneo de Farmacia. Esta cobertura garantiza una fácil accesibilidad para todos los españoles, sea cual sea su lugar de residencia. España dispone de una oficina de farmacia por cada 2.125 habitantes, uno de los mejores ratios de la UE. Desde luego muy por delante de los de los países con modelo de farmacia anglosajón: Dinamarca 16.957, Suecia 10.935, Países Bajos 8.497, Reino Unido 4.732, o incluso de nuestra vecina Portugal con 3.910.

En España 48.424 farmacéuticos ejercen su profesión de titulado superior a pie de calle en la farmacia comunitaria como primer eslabón de atención primaria en la cadena sanitaria, realizando una dispensación activa e integral del medicamento. Actúan teniendo muy presente la 'Declaración de Córdoba', un decálogo esencial para la farmacia, que recuerda que el eje fundamental de la actividad del farmacéutico no es otro que la atención al paciente. Prueba de ello, el anuncio el pasado día 20 hecho por el consejero de Salud, Aquilino Alonso, en la clausura de las V Jornadas Andaluzas del C.A.C.O.F acerca de un futuro convenio para la promoción de la salud, desde las oficinas de farmacia.

Y es que, efectivamente, la oficina de farmacia del futuro, o es sanitaria o no será farmacia. Desde las oficinas de farmacia se contribuye de una forma especial y solidaria al uso racional del medicamento y también al ahorro del gasto sanitario. De hecho el ahorro 'real' en medicamentos desde 2011 hasta 2015 ascendió a 1.515 millones de euros, gracias a modelo de farmacia que tenemos en España. Las farmacias representan el 15% del gasto sanitario de las Comunidades Autónomas y han generado desde 2.009 el 44% del ahorro total del Sistema Nacional de Salud.

Aportando valor a las oficinas de farmacia participa la distribución farmacéutica, que en España es opera en régimen de cooperativa en el 80% de su actividad. Esto permite al farmacéutico no sólo disponer de una gran rebotica de apoyo externo con más de 25.000 referencias, así como de un ágil servicio de reposición de medicamentos, unido a una amplia cartera de servicios profesionales y lúdicos. El cooperativismo lleva implícito que las oficinas de farmacias sean las propietarias de las cooperativas.

Este es un hecho fundamental para la gestión eficiente, pues se se lleva a cabo través de una «verticalidad ascendente» basada en la profesionalidad del farmacéutico, garantizando además que las grandes decisiones sean tomadas por las asambleas que son soberanas y cuyos socios deciden el futuro de su empresa.

Una característica de la distribución farmacéutica nacional es que esta atomizada. En España hay un elevado número de almacenes de distribución en comparación con los países de nuestro entorno, donde se ha reducido ostensiblemente su número, a través de procesos de integración que crean eficiencias en base al desarrollo de sinergias.

Ahora a los socios de Cofaran se nos presenta la oportunidad responsable de decidir sobre el futuro de nuestra cooperativa. Y es importante que, como don Hilarión y J.S. Pemberton, demostremos visión de futuro ante este nuevo reto.

Tenemos que estar con los nuevos tiempos que se avecinan, como en su época lo hicieron Rafael Caffarena, Miguel M. Nicolich, Enrique Laza, Fernando Barceló, Ramón Fdez.-Canivell, Teresa Quintela, los hermanos Gallardo (Almirall-Vithas) Alberto Gobantes (Normon) José Luis Díaz-Varela (Kern)... y tantos y tantos compañeros que para llegar a construir empresas de éxito, supieron tomar decisiones valientes, serias y responsables.

Por eso, como presidente de Cofaran, nada me gustaría más que nuestros más de ochocientos socios llevaran a cabo estos días una reflexión serena y equilibrada que nos permita decidir atinadamente dónde queremos situar el horizonte de nuestra cooperativa y cuál es el mejor modo de adaptarnos a los nuevos cambios con creatividad e innovación. Porque como dijo Peter Druke «la mejor forma de predecir el futuro es crearlo».