Comer muertos
FRANCISCO APAOLAZA
Jueves, 17 de septiembre 2015, 11:37
Secciones
Servicios
Destacamos
FRANCISCO APAOLAZA
Jueves, 17 de septiembre 2015, 11:37
Desayunarse un café con la leche de la que se priva a un ternero y dos huevos fritos que ha puesto en un cubículo oscuro una gallina presa, atrofiada y loca; salir a comer y pedir ensalada de cadáver de pollo, filetes de cadáver de ternera hormonada, solomillo de padre buey también cadáver con hígado cadáver de pato cirrótico, cadáver de pez arrancado de las profundidades, aplastado en las redes con los ojos fuera de las órbitas; deleitarse con cangrejos y pulpos tetanizados en agua hirviendo, pájaros muertos en estado próximo a la descomposición... Masticar diariamente en España los cadáveres de 1.840.000 seres vivos sacrificados entre el pavor y en la ignominia, en salas oscuras por tipos que asisten al estertor sangriento mientras piensan en su amante... Comerse a sus muertos animales, llamarse 'foodie' y después gritar que matar un toro de una lanzada consiste en un asesinato salvaje e intolerable es hacer una acrobacia de lo razonable. Es lindar la locura.
Pero ¿hay algún cuerdo en la sala? A mí, que me registren. Todo se puede abordar: el derecho a la propiedad privada defendido por encima del derecho a no ver a tu hijo morir de frío, la deuda soberana y hasta la lluvia vista como la orina de los ángeles del cielo... Todo es discutible si se juega con la perspectiva. ¿Han preguntado acerca de Dios a un moribundo?
Incluso servidor, al que le gustan las kokotxas, los cuatreños valientes y que vibra cada día como un niño con la sola posibilidad de ponerse delante de un toro en la Cuesta de Santo Domingo de Pamplona una sola vez más en la vida, incluso yo, digo, que comprendo la naturaleza midiéndome con ella, aceptaría que estudiáramos la manera de relacionarnos con el mundo. El lógico preguntarse qué planeta vamos a dejar a Keith Richards. La ley depende de la convención, que es fuerza de la mayoría, y lo demás es gusto y moda. Pudiera ser que la Humanidad diera un giro copernicano y dotara a todos los seres vivos de libertad, capacidad de decisión, conciencia y responsabilidad. Y que hiciera esto porque lo decidieran las cámaras legislativas, no Jorge Javier Vázquez. Sería una majadería igualar al animal con el hombre, pero tampoco sería la primera. Es lícito querer cambiar los lazos sometimiento con los seres vivos. Pero con todos.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Descubre la fruta con melatonina que te ayudará a dormir mejor
El Diario Vasco
Publicidad
Publicidad
Recomendaciones para ti
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.