Gente nueva
Como somos medianamente civilizados, miramos los números rojos a ver si hay sitio para otro
Pablo Aranda
Sábado, 6 de diciembre 2014, 12:47
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Pablo Aranda
Sábado, 6 de diciembre 2014, 12:47
Uno de los indicadores que maneja el Instituto Nacional de Estadística para confirmar que hay brotes verdes es que está naciendo gente. Como somos medianamente civilizados, miramos los números rojos de la cuenta y vemos si hay sitio para otro más o mejor no. Algunos católicos ultra conservadores no planifican y venga hijos, que Dios proveerá, aunque no siempre provee; lo bueno es que no son muchos, quiero decir que sí son muchos pero de puertas para adentro; familias numerosísimas, pero pocas. Hay que perpetuar la especie pero sin precipitarse. Me encantaría tener más hijos, pero si ya no cabemos en el sofá. Debería ser obligatoria la ITV para los sofás (y para algunos hijos, que sólo el año pasado hubo unas siete mil denuncias de menores por parte de papá y mamá: el príncipe les salió rana). En Málaga, por ejemplo, el turismo dejó el año pasado mil trescientos millones, y eso se percibe en el ambiente y en el bolsillo y entonces la gente tiene más hijos. En la interesante web del INE no hay datos sobre el número de nacimientos según la profesión de los padres (que muchas veces va por dentro). Es por ver si los camareros tienen más hijos, ellos que atienden a los turistas, que son los únicos que piden churros con chocolate en vez de chocolate con churros, que para todo hay que guardar un orden. El caso es que desde que empezó la crisis, los nacimientos han aumentado en Málaga por primera vez. La gente también se muere menos y al final la población es tirando a vieja, lo cual viene bien porque la edad media de la policía local de Málaga ya va por los 45, así que mientras menos jóvenes sean los ciudadanos antes los pillan si toca correr. Otro indicador curioso que sirve para dar esperanza es que han aumentado las bodas.
Pero el verdadero indicador de los brotes verdes es el aumento del número de divorcios, no nos engañemos. Muchos no se divorcian porque es lo que les faltaba: comprar otro sofá y alquilar un sitio donde meterlo. El año pasado se casaron en Málaga 5.036 parejas (casi todas en junio o septiembre), pero se divorciaron 3.582 (casi todas aprovechando el fin de las vacaciones, septiembre, y enero, que es cuando menos bodas se celebran). Si una persona joven y enamorada lee esto que no se desanime: la mayoría de los divorcios de septiembre no corresponde a los matrimonios de junio sino de años anteriores. Además, se puede ser feliz sin pareja. Pero cuidado con los hijos. Según el INE el 18% de los divorcios con hijos se resuelven con custodia compartida, que permite un perfecto equilibrio de responsabilidad y disfrute, siempre que se lleve a cabo con amor y civilización. En el 82% de los casos restantes, la custodia casi siempre la tiene la madre, que dependerá de la responsabilidad y amor del padre con el pago de las pensiones, padre que dependerá de la arbitrariedad de la madre para ver a sus hijos y no sólo verlos: colaborar con amor y responsabilidad en su educación y seguimiento. Ahora en Navidad no veas. Lo mejor es ponerse en lo peor, y a partir de ahí todo son mejorías. Perfecto no hay nada. Una buena disposición por ambas partes ayuda mucho. Al final puede resultar que los dos progenitores propongan que los niños mejor contigo, cariño, digo excariño. El caso es que somos más, porque estamos mejor. Aprovechemos enero, que no habrá ninguna boda, para comprarle otra funda al sofá. Antes de poner la funda nueva que no se nos olvide quitar a los niños, esos brotes verdes.
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