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Sánchez y Rubalcaba saludan a los militantes del PSOE tras conocerse los resultados de las primarias el 13 de julio.
Pedro Sánchez reclama manos libres para escoger la nueva ejecutiva del PSOE

Pedro Sánchez reclama manos libres para escoger la nueva ejecutiva del PSOE

Quiere demostrar que su gestión no está tutelada por ningún barón territorial pese al apoyo recibido en las primarias

ramón gorriarán

Lunes, 21 de julio 2014, 00:54

Pedro Sánchez culminará hoy con los secretarios generales de los socialistas vascos y aragoneses, Patxi López y Javier Lambán, la primera ronda de contactos con los barones previa al congreso extraordinario del fin de semana. En estas conversaciones no se han puesto sobre la mesa nombres de posibles miembros de la futura comisión ejecutiva federal, pero el intercambio de nombres y apellidos entre los dirigentes socialistas es constante. Una cosa está clara, la futura dirección se va a parecer muy poco a la saliente.

El congreso del PSOE no tendrá que aprobar ninguna ponencia política, se limitará a aprobar el informe de gestión del dimisionario Alfredo Pérez Rubalcaba, ratificar la elección mediante el voto de la militancia del secretario general y dar el visto bueno a la comisión ejecutiva y a los miembros del Comité Federal. La composición de la dirección del partido será por tanto el plato fuerte del cónclave. Sánchez hasta ahora apenas ha dicho esta boca es mía en sus reuniones con los barones territoriales, se ha militado a decir que escogerá «los mejores», y desde su entorno se apunta que las tres características del nuevo equipo directivo serán unidad, integración y cambio.

El nuevo líder del partido quiere ser el diseñador exclusivo de su ejecutiva, sin tutelas de los barones territoriales. No quiere, según dirigentes próximos a Sánchez, ser rehén de los apoyos recibidos. Tampoco está dispuesto, añaden estas fuentes, atarse a las cuotas territoriales porque con este condicionante lo único que se consigue es incrementar el tamaño de la dirección para contentar a las demandas de las federaciones. En definitiva, subraya un diputado, no va a ser el líder interpuesto de nadie.

Sánchez, además, no piensa caer en el error que cometió Rubalcaba en el congreso de Sevilla en febrero en 2012, cuando conformó una ejecutiva de dirigentes afines sin sumar a representantes del bando de su rival, Carme Chacón. A lo largo de estos dos años una queja casi unánime entre los socialistas ha sido que la dirección era «flojita». Sánchez pretende integrar a todos los sectores, pero sus intenciones tropezaron a la primera de cambio con la negativa de Eduardo Madina a incorporarse a su equipo mientras que el candidato de Izquierda Socialista, José Antonio Pérez Tapias, lo dejó en un ya veremos.

Dirigentes que apoyaron a Sánchez en las primarias defienden la idea de que una de las integrantes de la nueva dirección debe ser Chacón por varias razones. Para cerrar las heridas abiertas en el congreso de hace dos años y medio, y para conseguir su compromiso de no presentarse a las primarias para elegir el candidato a la Presidencia del Gobierno. Ese cartel electoral, defienden la mayoría de los barones, debe estar encabezado por Sánchez sin tener que disputárselo antes a nadie. La exministra de Vivienda y de Defensa tampoco ha enseñado sus cartas hasta ahora.

Andalucía

Otra de las incógnitas que deben despejarse en estos días será la importancia de la representación de Andalucía en la futura dirección. Algún dirigente cercano a Susana Díaz, como Miguel Ángel Heredia, probable sustituto de Madina en la secretaría general del grupo parlamentario socialista, reclamó que su federación tenga en la ejecutiva «un peso» acorde con su tamaño, la mayor del PSOE con diferencia. Un desembarco notorio de dirigentes andaluces alentaría, sin embargo, la idea de que Sánchez es un líder vicario que se limita a guardar la vez para cuando llegue Susana Díaz.

Pero este detalle no impedirá que el socialismo andaluz tenga una presencia importante tanto en el aspecto cuantitativo como cualitativo pues no sería de extrañar que el número dos del partido, si se mantiene la vicesecretaría general, o el tres del secretario de Organización recaiga en un dirigente de esa federación. Algunos nombres ya se mencionan, Diego Cornejo, actual secretario de Organización del PSOE de Andalucía o Mario Jiménez, portavoz en el Parlamento autonómico. Quien desde luego no va a estar es Susana Díaz, ni siquiera como presidenta del partido porque, según ha dicho ella misma, sirve mejor al partido sin moverse de Sevilla. Para ese puesto hasta ahora honorífico muchos dirigentes han dirigido la mirada hacia el presidente del Principado de Asturias, Javier Fernández, un hombre muy respetado entre los socialistas.

El todavía líder del Partido Socialista de Euskadi, Patxi López, es otro de los nombres en el candelero, máxime desde que se sabe que dejará la secretaría general de los socialistas vascos. Sin significarse en exceso, apoyó a Sánchez en las primarias y hay un alto grado de consenso interno en que el PSOE debe aprovechar su experiencia y su peso político. Sería uno de los pocos miembros de la actual dirección que repetiría.

Otro puede ser Antonio Hernando, secretario de Política Autonómica y miembro del equipo de José Blanco, que apoyó sin reservas la candidatura de Sánchez e intervino en varias operaciones internas, primero para allanar el camino a Susana Díaz, que no fructificó, y después para consolidar el apoyo de algunos aparatos autonómicos al que sería ganador de las primarias.

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