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Leandro Pavón
Lunes, 24 de octubre 2016, 00:59
El pescado y el vino han estado unidos desde hace muchos siglos. Es natural ver la copa de caldo junto al plato en las degustaciones de todo alimento proveniente del mar. Estepona y Manilva han unido fuerzas a través de las empresas Nilva Etnoturismo y Turismo Marinero para crear el primer vino marinero de la provincia. Pese a que no se comercializa aún, se puede degustar en las rutas preparadas por la segunda empresa, que utiliza el producto de la primera como punto diferencial en su parte gastronómica.
La idea perpetrada por la responsable de Turismo Marinero, Shonia Cruz, y de Nilva Etnoturismo, Argimiro Martínez, consta del maridaje entre el caldo y el mar. Durante todo el pasado año han estado arrojando botellas de vino al mar, para ir rescatándolas cada cierto tiempo y ver la evolución tanto del vino como de su recipiente. Tras estos experimentos, hallaron que el exterior de éstas había cambiado bastante.
«Nos encontramos las botellas recubiertas de vegetación marina y de seres vivos, tanto de flora como con algún pequeño cangrejo que después devolvemos al mar», explica Cruz, quien este verano ya ha utilizado este vino dentro de sus rutas. «Después aprovechamos para explicar al grupo de visitantes lo que le ha ocurrido a la botella, y como el clima que tenemos en esta zona favorece a que tenga que estar menos tiempo envejeciendo en el mar. Esto es debido a los nutrientes provenientes del Atlántico, la salinidad del Mediterráneo y la poca oscilación térmica, que hace de este mar un lugar especial», añadió.
El resultado es un recipiente único con un vino que se utiliza para una cata marinera con las vieiras, las ostras o las zamburiñas que se recogen en el momento de la ruta. Además, la recogida de la botella es una experiencia muy fotografiada por el turista, ya que un buzo se adentra en el mar para ir a recoger estas botellas. Tras el primer verano en el que se ha llevado a cabo esta iniciativa, el proceso de recogida del vino se convirtió casi en un ritual para los responsables de la misma.
Vinculación
La primera vez que sirvieron el caldo a los turistas fue en junio, coincidiendo con la Ruta de las Zamburiñas. «Queríamos vincularlo a la acuicultura, pero de una forma ecológica y única en Andalucía. Cuando hablamos de cosas ecológicas o sostenibles, queríamos que fueran cosas palpables y reales. Cuando decimos la palabra sostenibilidad se nos llena la boca con ella, pero al final es algo que no es tangible, y con esto ayudamos a su entendimiento», asegura Cruz.
Pese a que la comercialización de estas botellas aún no se ha contemplado debido al tipo de vino del que se trata -al ser de cosecha se debe consumir en el mismo año-, las dos empresas empiezan a idear varias alternativas. Entre las ideas de Cruz está la de poder entregar botellas por encargo para quien las solicite en el momento de contratar la ruta marinera, e incluso pedir la posibilidad de personalizarlas antes de tirarlas al mar, para que de ese modo puedan los interesados recogerlas cuando quieran.
El proceso de envejecimiento del vino se está produciendo en estos meses, y hasta diciembre no habrá nuevas botellas disponibles. Cruz ya ha pensado como aprovechar esta nueva hornada, ya que en diciembre la mar es aún más impredecible, y afirmó que hará un concurso por redes sociales para poder entregarlos como regalos de Navidad.
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