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Mónica Pérez
Sábado, 17 de septiembre 2016, 00:28
Tras diez meses al frente de la Agencia Sanitaria Costa del Sol/ Alto Guadalquivir, Torcuato Romero hace balance destacando la vocación de excelencia de los profesionales de Marbella y defendiendo que la asistencia en verano está «garantizada» pese a las críticas sindicales. Una afirmación, insiste, avalada con datos.
¿Qué balance hace de los diez primeros meses de su cargo al frente de la gerencia de la Agencia Sanitaria Costa del Sol?
Ya desde el primer mes me llamó la atención dos características fundamentales. Una es la vocación que tiene este hospital hacia la excelencia. Sus profesionales quieren ser excelentes. Los resultados clínicos que hay aquí son espectaculares. El prestigio profesional de los profesionales es tremendo. Las sociedades científicas cuentan con muchos profesionales de esta agencia. Ello da idea de la visión que tiene el hospital de querer ser excelente y no solo de salir adelante. Y otra cosa que me llamó la atención es la sensación de pertenencia al hospital de sus trabajadores, que es muy fuerte. La mayoría se sienten orgullosos de ser de la agencia y eso tiene muchísima importancia. Nosotros lo que ofrecemos a los usuarios es conocimiento con el que mejoramos la salud, y que el trabajador tenga ese grado de implicación con el hospital es uno de los puntos fuertes y es clave.
¿Cómo se lleva la gestión de dos agencias sanitarias a tantos kilómetros de distancia?
La Agencia Costa del Sol tiene encomendada la coordinación de la Agencia Alto Guadalquivir. Se lleva con organización. Aquella agencia son siete hospitales de tamaño pequeño y cada uno tiene su responsable, con un trabajo muy rodado, y es más una función de coordinación la que se hace desde aquí.
¿Cuál diría que es, a día de hoy, el mayor reto al que se enfrenta el Hospital Costa del Sol?
No perder el rumbo. Seguir con las mismas señas de identidad hacia la excelencia y hacia el compromiso de los trabajadores para mejorar su propio trabajo. La mejora del propio trabajo es la fuerza de cambio más fuerte que hay. Todos los procesos de acreditación de calidad que tenemos parten de esa máxima de intentar analizar el trabajo que se hace e ir mejorando. También existe un reto desde el punto de vista de las infraestructuras, lógicamente. Este año vamos a estar en el millón de euros de inversión. Cambiaremos la climatización de la mitad de los dispositivos de aire del Chare de Mijas, mejoras en urgencias, y el resto es para renovación tecnológica.
Acabamos de conocer datos de las listas de espera quirúrgicas, que en su hospital están en 44 días de media. ¿Cuál es actualmente su presión asistencial?
Aunque pueda parecer lo contrario, se ha mantenido. Los datos tanto de este verano como de los ocho primeros meses del año son muy parecidos. Este verano la actividad quirúrgica ha sido de 2.462 intervenciones, en total 158 más que el verano pasado, lo que quiere decir es que se ha hecho un 6% más que el verano pasado. El hospital está funcionando a pleno rendimiento y el verano no ha sido óbice para que no haya tenido actividad.
¿Se ha traducido en las urgencias el incremento de turistas que ha experimentado la Costa del Sol este año?
La media de los ocho meses del año han sido de 321 urgencias diarias. El pico mínimo fue en mayo, con 307 urgencias, y el pico máximo se ha registrado en agosto, con 361. O sea, que de la media general a la de agosto tan solo ha habido 40 pacientes más. No han sido miles, como se puede llegar a pensar. Los que vienen a veranear aquí vienen a descansar, son gente sana habitualmente, no vienen a colapsar las urgencias. Hay que tener presente además que el 61% de esas urgencias se corresponde con casos de patología banal. Si comparamos las urgencias del verano de este año con las del año pasado vemos que son prácticamente iguales. En julio ha habido 340, y 336 el año pasado. En agosto ha habido 361 y el año pasado, 367. A lo largo de los últimos años, desde 2008, se veían 129.000 urgencias al año; en los años sucesivos fue bajando, hasta que tocó suelo, y en los últimos años se ha ido elevando ligeramente. Estamos actualmente en una situación similar a la de 2010. Este es un hospital con una asistencia muy estable, aunque pueda parecer que no. Ya tenían veraneantes en 2010. No ha cambiado tanto la situación poblacional. Es muy parecida.
Sin embargo, cada año salen a la luz las quejas de sindicatos sanitarios que reclaman un incremento de personal en verano para garantizar la asistencia.
Hemos visto que la actividad es estable y la organización de los turnos se adapta a ella. Este año hemos contratado 18 médicos en verano, diez para urgencias del Hospital Costa del Sol y ocho para Benalmádena. En el total del presupuesto 2.860.000 euros se destinan a sustituciones de verano. Es cierto que hay una tensión casi continua todos los veranos, pero las matemáticas son las matemáticas, aunque mejorar siempre queremos mejorar, por supuesto, por ejemplo, reduciendo los tiempos de espera. Todas las iniciativas de mejora, como los turnos para que sean más racionales, se tienen en cuenta. Cuando se dice que la asistencia en verano está garantizada, se dice con datos, con matemáticas.
Obras en Urgencias
Más allá del personal, ¿cómo piensa afrontar ese reto de la reducción de los tiempos de espera?
El área de urgencias siempre es un punto crítico, es donde llegan primero los ciudadanos. Sociológicamente existe esa cultura de la inmediatez y se opta por ir a urgencias del hospital. Analizar cómo mejorar las urgencias ha sido uno de los puntos clave de estos diez meses. En ese objetivo es importante tener en cuenta las infraestructuras. En este sentido, hemos visto que radiología en Urgencias cuenta con una sala muy básica, que no tiene la capacidad de resolución que sí tenemos en el servicio de Radiología propiamente dicho, y adonde estamos trasladando a muchos pacientes. Ello incrementa los tiempos de espera. Por ello, una de las inversiones que haremos este año afecta a una obra para acondicionar una sala nueva de radiología en Urgencias dotándola con un equipo de alta gama, ello mejorará la accesibilidad porque se podrán hacer las pruebas en Urgencias. Se tendrá una capacidad de solución mayor y se reducirán los tiempos. Se quiere tener en marcha este mismo año. Tendrá una inversión de unos 255.000 euros.
¿Cree que la paralización de las obras de ampliación del hospital afectan al centro?
Es verdad que la obra es una historia compleja de largo recorrido y judicializada. Es cierto que da una imagen mejorable, que no es buena, pero para nada afecta al funcionamiento del hospital. Los datos así lo indican. En lo que va de año llevamos 12.000 hospitalizaciones en ingreso, y el índice de ocupación (camas ocupadas) en estos ocho meses es del 67%. Solo en adultos es del 73%. El hospital no está ni mucho menos colapsado y los indicadores de la hospitalización son un referente nacional. La estancia media de 5,05 días, un nivel muy bajo.
Sin embargo, de estar terminada en su fecha hubiera permitido dotar al centro de una mayor cartera de servicios y, lógicamente, de espacio.
Con infraestructura, siempre que hay más, se está mejor que con menos. Por cuestión de espacio, que aquí se aprovecha muchísimo, si pasamos a un lugar más grande se puede aprovechar mejor, para qué nos vamos a engañar, es una obviedad. Nosotros estamos concentrados en salir adelante con el problema y mientras tanto pues lo que hacemos es funcionar a pleno rendimiento.
¿Qué opinión le merecen campañas como la que está desarrollando Pablo Ráez, el joven marbellí que lucha contra una leucemia, a favor de la donación de médula ósea?
La respuesta ha sido sorprendente, ver la solidaridad de la gente. En donaciones, no solo de médula ósea sino de todo tipo, este país es el primero. En este caso, el Centro Regional de Transfusión realiza una magnífica labor y nosotros colaboramos con ellos. Es verdad que ha habido un pico. Si hacíamos de enero a julio, unas 4 donaciones, en agosto se pasó a registrar entre 20 y 40 al día. Lo que el centro intenta es que esto se prolongue en el tiempo y que no sea una tormenta de verano.
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