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Ignacio Lillo
Sábado, 29 de abril 2017, 01:20
La gabarra Agronauta, de 43 metros de eslora, 32 de manga y sólo dos de calado, viajaba llevada por el remolcador de altura portugués Monte da Luz desde Cartagena hasta Cádiz. El fuerte temporal de levante hizo que se rompiera el enganche y se perdiera el control de la navegación, por lo que comenzó a derivar hacia tierra. A mediodía fue avistada a la deriva frente a las costas de Benalmádena y encalló finalmente a las 14.18 horas en Benalnatura, una pequeña cala ubicada a la altura del Flathotel, en la zona de Torrequebrada. Se trata de una plataforma de construcción de bloques de cemento para diques perteneciente a la compañía Ferrovial. Hasta la zona se desplazaron varios agentes de Protección Civil y de la Guardia Civil para custodiarla, que finalmente determinaron el cierre del acceso a la playa.
La máquina, matriculada en Bilbao, lleva acoplada una estructura de veinte metros de altura, para las tareas constructivas. El remolcador portugués alertó a las 11.36 horas de que necesitaba asistencia. Los vientos de levante de fuerza 6 a 7 y las olas de tres a cuatro metros de altura significativa (hasta cinco la máxima) arrastraban a ambos hacia la costa. El Centro de Salvamento Marítimo, ubicado en Tarifa y dependiente del Ministerio de Fomento, coordinó el dispositivo de asistencia. La Capitanía de Málaga y Salvamento Marítimo tomaron el control de la situación cuando estaba a unas seis millas frente a Benalmádena. Al remolcador principal se sumó entonces el Vehintiocho, con base en el puerto de Málaga, y la embarcación Salvamar Alnitak. A bordo de la gabarra no iba ningún tripulante y la carga de combustible era mínima, de un máximo de 150 litros para su operativa eléctrica, por lo que no existe riesgo ni para las personas ni para el medio ambiente.
En dos ocasiones se intentó hacer firme el remolque de emergencia, aunque la línea de remolque estaba enredada en la propia plataforma, lo que unido a las condiciones meteorológicas adversas hicieron imposible la maniobra, según informaron fuentes de Salvamento Marítimo y de Capitanía. Al menos, la intervención del remolcador malagueño permitió controlar la deriva, y finalmente quedó encallada. En un primer momento la Alnitak se quedó a cargo de su vigilancia, hasta que el remolcador Luz de Mar, perteneciente también a Salvamento Marítimo, llegó de Algeciras hacia las 17 horas, y será el que se ocupe de su control. La curiosidad de los conductores que pasan por la zona provocó varios kilómetros de retención y la playa se convirtió en un escenario improvisado para los selfies.
Ahora, toca esperar a recabar toda la información sobre lo ocurrido y a que amaine para poder reflotarla, ya que ha quedado en una zona de difícil acceso, con sólo dos metros de calado, por lo que no es posible aproximarse. Posteriormente, habrá que ver los daños y estudiar el plan de reflotamiento que presente la empresa titular, algo que no se producirá al menos hasta la próxima semana. Desde la Capitanía Marítima destacaron la excelente coordinación de todos los operativos (junto a los citados, la Autoridad Portuaria, Subdelegación, Protección Civil y Guardia Civil) y el hecho de que no haya víctimas, daños personales ni riesgo de contaminación al mar.
Aunque inicialmente se barajó la posibilidad de que fuese una estructura petrolífera, Salvamento Marítimo confirmó poco después del avistamiento que se trataba de una gabarra de grandes dimensiones. La situación de la cala nudista donde permanece encallada, aislada y sin zonas residenciales colindantes, tan sólo con un pequeño chiringuito en la arena, dejó el incidente en un gran susto. El alcalde de Benalmádena, Víctor Navas, solicitó que las labores de retirada de la estructura se realizasen «de forma inmediata debido al perjuicio para la imagen del municipio». La playa se convirtió durante casi dos horas en un peculiar reclamo para decenas de curiosos, hasta que la Guardia Civil precintó la cala en torno a las 16 horas.
Vecinos y turistas se acercaron hasta Benalnatura una vez superado el peligro inicial por la deriva que había tomado la estructura. La cala se convirtió en un plató para al menos una veintena de medios de comunicación, entre ellos varias cadenas de televisión nacionales, y multitud de personas que quisieron inmortalizar el momento. María Rosas, una vecina de la zona, acudió hasta la playa junto a sus dos hijos. «Mamá, ¿eso tan grande es un OVNI?», preguntó el mayor ante un grupo de periodistas. La playa suele ser lugar de encuentro de buceadores porque allí permanecen sumergidos los restos de un barco del siglo XVIII.
Miguel Nevado, propietario del chiringuito, reconoce que durante varios minutos temió que la infraestructura chocara contra el establecimiento: «Hubiera sido terrible». La estructura quedó encallada a unos metros de la orilla de esta pequeña cala nudista, donde se espera que en las próximas días sea remolcada. También los trabajadores de Puerto Marina vivieron momentos de tensión cuando, pasado el mediodía, varios avisos apuntaban a que la infraestructura podía colisionar contra el recinto portuario. La concejala del Puerto, Encarnación Cortés, afirmó que el resultado «podría haber sido catastrófico». Afortunadamente, una de las torretas fue frenada por la arena y las rocas de Benalnatura.
Fuerte expectación
En Benalmádena la expectación se mantuvo durante todo el día. La plataforma fue tema de conversación pero también de chascarrillos, memes y chistes en redes sociales, donde la inquietud inicial dio paso a una hilera de fotomontajes y bromas. Un vecino llegó a poner a la venta la estructura en Wallapop, la famosa aplicación para la compraventa de artículos de segunda mano. En el texto, el vecino pedía 9.000 euros a cambio de una plataforma «multiuso e ideal para buscar tesoros o hacer fiestas en aguas internacionales».
El incidente provocó que Benalmádena se convirtiera en trending topic en Twitter, donde varios usuarios bromearon sobre los posibles usos de la gabarra como nuevo módulo de la cárcel de Alhaurín de la Torre tras los últimos casos de corrupción o como solución a as retenciones originadas en el acceso a Arroyo de la Miel.
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