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Ana Pérez-Bryan
Miércoles, 8 de marzo 2017, 00:58
La decisión sobre la maternidad y todos los cambios que eso conlleva en una familia sigue teniendo un efecto directo sobre las carreras profesionales de las mujeres. A pesar de que poco a poco se van abriendo camino las políticas de conciliación, la llegada de un hijo a la unidad familiar o la existencia de una persona dependiente que necesita cuidados específicos es una responsabilidad que siguen asumiendo ellas. Lo hacen bajo la fórmula de excedencias o reducciones de jornadas; y en los casos extremos abandonando el trabajo fuera del hogar para dedicarse a estas tareas de cuidados. Las estadísticas son claras en este sentido y confirman, por ejemplo, que el 96% de las reducciones de jornadas que se conceden en España son solicitadas por las mujeres, mientras que sólo el 4% de los hombres decide dar el paso de ajustar su jornadas laborales a esta forma de conciliar el trabajo fuera y dentro de casa. Este porcentaje se recoge en la Encuesta de Población Activa (EPA), pero no es el único indicador estadístico que revela una diferencia de calado entre ellos y ellas a la hora de solicitar una reducción de jornada. En este sentido, el último informe específico del Instituto Nacional de Estadística (INE) sobre conciliación destaca que de los empleados que en la actualidad tienen limitadas las horas de trabajo por cuidado de hijos o adultos enfermos el 21% son mujeres y sólo el 2% son hombres. O dicho de otro modo, en la actualidad dos de cada diez mujeres recurren a algún tipo de reducción de jornada para cubrir esta necesidad de cuidados en el hogar. Con todo lo que eso implica para el desarrollo de sus carreras profesionales.
Ahora bien, ¿por qué esta decisión sigue recayendo hoy, casi en exclusiva, en ellas? La respuesta la aporta la secretaria de Igualdad del sindicato UGT en Málaga, Leonor Fortes, quien confirma esta tendencia creciente y aporta las razones más relevantes: más allá de que algunas trabajadoras asuman la reducción de jornada como una decisión «libre y personal», es un hecho que son las mujeres las que suelen dar el paso «porque socialmente su rol está relacionado con el de ser madres y cuidadoras». Además, Fortes especifica que a la hora de valorar en la pareja quién renuncia a una parte proporcional de su sueldo para disfrutar de este tipo de permisos, son ellas las que tienen ingresos más bajos, de modo que esta merma se repercute en el que menos cobra de los dos, es decir, en la mujer.
Un derecho para los dos
La secretaria de Igualdad de UGT en Málaga se refiere, por otra parte, a un fenómeno creciente entre empresarios «e incluso empresarias», aclara a la hora de decidirse por un hombre o una mujer para el mismo puesto de trabajo, ya que el hecho de que sea precisamente la mujer la que pide mayoritariamente las reducciones y las excedencias termina por afectar a todo el colectivo, incluso si la candidata aún no tiene cargas familiares: «No es extraño que se planteen que el contrato a una mujer de entre 25 y 40 años puede repercutir a medio plazo en la organización de la empresa».
Málaga será el escenario a lo largo de toda la jornada de más de una veintena de actos relacionados con la celebración del Día Internacional de la Mujer. Ayer, en la víspera, también tuvieron lugar varias presentaciones e iniciativas, como la campaña que han puesto en marcha a través de redes sociales la Junta de Andalucía y el IAM y bajo el título Quiero ser como ella, donde se potencia el papel de la mujer como referente social.
La aportación femenina en todos los ámbitos también fue el eje de un acto que tuvo lugar en el Colegio de Abogados, mientras que partidos políticos como Málaga para la Gente se sumaron a la celebración denunciando, en su caso, los recortes que a su juicio ha realizado el equipo de gobierno del Ayuntamiento de Málaga en ayudas a la promoción de la igualdad.
En cualquier caso, la reducción de la jornada laboral por cuidado de hijos menores de 12 años o personas dependientes es un derecho individual que tienen tanto hombres como mujeres y que está claramente recogido en el Estatuto de los Trabajadores (artículo 37. Punto 5): «Quien por razones de guarda legal tenga a su cuidado directo algún menor de 12 años o una persona con discapacidad física, psíquica o sensorial, que no desempeñe una actividad retribuida, tendrá derecho a una reducción de la jornada de trabajo proporcional del salario entre, al menos, un octavo y un máximo de la mitad de la duración de aquella». El hecho de que la reducción de la jornada laboral se considere un derecho individual arroja otro dato a tener en cuenta: podrán acogerse a ella el padre, la madre o los dos de manera simultánea, de modo que ambos miembros de la pareja podrían solicitar esta fórmula en el caso de que las necesidades familiares así lo aconsejen. Este matiz marca una diferencia clara, por ejemplo, con los permisos de maternidad, establecidos de manera que de las 16 semanas permitidas por ley las seis primeras corresponden obligatoriamente a la mujer y el resto puede repartirse entre los dos miembros de una pareja. Las reducciones, sin embargo, pueden ser disfrutadas por ambos a la vez.
Indudablemente, ajustar el horario laboral a las necesidades de cuidado doméstico representa un importante alivio a la hora de conciliar, pero también hay que tener en cuenta el efecto directo que eso tiene en la carrera profesional de la mujer. Lo explica Rosa del Mar Rodríguez, la coordinadora en Málaga del Instituto Andaluz de la Mujer, quien constata que esta circunstancia «no sólo implica menos sueldo a final de mes para la mujer, como es lógico, sino que automáticamente sus posibilidades de promoción en la empresa quedan frenadas». Además aporta otro dato que, si no inmediato, sí tiene un efecto a largo plazo: «El hecho de con esta reducción la trabajadora pase inmediatamente a cobrar menos repercute también en su base de cotización, de modo que cuando llegue la edad de jubilación su pensión también será menor».
¿Hay despido con reducción?
Otra de las dudas que asaltan a los trabajadores a la hora de plantearse la reducción de la jornada es la posibilidad de estar blindados ante un posible despido. Y en eso también es meridianamente claro el Estatuto de los Trabajadores, en este caso en su artículo 55, punto 5b): la ley especifica que el despido será procedente siempre que exista un motivo obetivo que no esté relacionado «con el embarazo ni con el ejercicio del derecho a los permisos y excedencias señalados (por ejemplo la reducción de jornada)». Cosa diferente es que exista una tendencia generalizada por parte de las empresas a evitar conflictos con los trabajadores que tienen reducción de jornada para no tener que justificar en un juzgado que la causa del despido es objetiva, que no responde a su situación excepcional y que, por lo tanto, no ha habido discriminación.
En este escenario, y en plena celebración el Día Internacional de la Mujer, existen otras encuestas recientes que abundan en esta realidad de que es la mujer la que de alguna u otra manera decide renunciar para conciliar. En concreto, un informe de la plataforma YoNoRenuncio, creada por el Club Malasmadres, arroja conclusiones significativas después de haber hecho más de 24.000 entrevistas. La encuesta confirma que el 58% de las madres que trabajan realizó algún tipo de renuncia en lo que se refiere a su carrera profesional cuando llegaron los hijos (reducción de jornada, excedencia, abandono del mercado laboral...), mientras que en el caso de los padres este porcentaje apenas alcanza el 6%. Además, un 51,3% de las que todavía no son madres ya creen que tendrán que hacer algún tipo de renuncia cuando tengan hijos.
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