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Un grupo de musulmanes ora en la mezquita de Marbella.
«La falta de integración y cultura es una cantera de gente violenta»

«La falta de integración y cultura es una cantera de gente violenta»

Líderes religiosos de la provincia consideran que en España no hay brotes de radicalismo y que el peligro puede haberse «magnificado»

Juan Cano

Domingo, 12 de junio 2016, 01:03

«Encajáis aquí. Sois parte de América. Ninguno debe elegir entre ser musulmán o americano. Sois musulmanes americanos». Esas fueron las palabras del presidente de Estados Unidos, Barack Obama, durante su primera visita a una mezquita del país, el pasado mes de febrero, con la que quiso lanzar un mensaje de integración tras el atentado de San Bernardino (California).

En EE.UU., las mezquitas, y más concretamente sus imanes, se han convertido en «grandes aliados» en la lucha contra el radicalismo, según explica a SUR el asesor principal de la Oficina de Derechos y Libertades Civiles del Departamento de Seguridad Nacional del país norteamericano, Haris Tarin, que visitó Málaga la semana pasada para reunirse con responsables municipales y líderes religiosos, que son «factores de moderación» implicados en la sociedad. «Gracias por presentarnos su experiencia, pero aquí no tenemos esos casos», cuenta que le respondió, tras escuchar su ponencia, Allal Bachar El Hosri, que es imán y director de la mezquita del rey Abdul Aziz Al-Saud en Marbella, además de un referente del entendimiento ecuménico. «Le invito a quedarse para se tranquilice y vea que aquí vivimos en paz y amor», le dijo a Tarin.

Fanatismo

Bachar El Hosri, que lleva 36 años en España, sostiene que «nunca» ha visto a nadie fanático en su mezquita. «Tengo contacto con judíos, con curas, con el obispo, que ha almorzado hace poco conmigo (se ha reunido con los tres últimos papas). Aquí no hay radicalismo. En Marbella no existe y creo que en el resto del país tampoco», afirma con rotundidad. «Alá o Dios es uno. Su mensaje es uno también. El resto, interpretaciones del mismo mensaje. Ninguna religión dice mata o roba. Lo que está pasando no es por religión, sino por intereses de otros que quieren ser dioses en la Tierra, y que se aprovechan de la ignorancia de muchos. ¿Cómo se puede usar la religión para hacer daño a los demás? Todas las religiones hablan de compartir, aprender y convivir. Si queremos acabar con ellos, debemos decirles basta. Somos criaturas de Alá, él nos dio el planeta y debemos pensar como familiares».

Félix Herrero, que es portavoz y secretario de la Asociación Islámica Al-Ándalus de Málaga, propietaria de la mezquita de la calle La Unión, comparte una visión similar y está convencido de que el peligro, en España, «se ha magnificado». Asegura que nunca ha detectado brotes de radicalismo, aunque sí de beatos. «Hay que distinguir entre el beato, sea de la religión que sea, y el intolerante. Yo no soy ninguna de las dos cosas. Acepto la libertad del primero mientras no se meta con el vecino, pero con el segundo no comulgo para nada», resume.

En su opinión, la raíz de todos los problemas está en la «falta de integración y de cultura» de un grupo de inmigrantes que ha llegado a Europa y, en vez de adaptarse, se ha convertido en «una cantera de gente violenta», denuncia Herrero, quien añade: «A España se viene con dinero en el bolsillo o a trabajar, a vivir de forma decente». Para él, «la Ley de Extranjería está mal hecha y mal aplicada». Y los radicales, en su inmensa mayoría, son marginales. «Han estado a salto de mata. Hoy trabajo, mañana trafico con drogas, pasado robo, al otro soy mendigo y después acabo en una ONG. No me interesa el que no sabe explicar muy bien de qué vive». Pero su crítica va en los dos sentidos: «La islamofobia se ha creado por culpa de malos musulmanes, gente de mal vivir; pero también por españoles intolerantes».

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