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Imagen del epicentro del terremoto.
El terremoto del pasado jueves alcanzó los 4,8 grados

El terremoto del pasado jueves alcanzó los 4,8 grados

También se produjo frente a las costas de Marruecos y provocó cientos de llamadas a los servicios de emergencia

Ignacio Lillo

Lunes, 25 de enero 2016, 06:42

Por los efectos que tenía el pasado jueves en Málaga con miles de personas que dijeron haberlo sentido y cientos de llamadas a los servicios de emergencia del 112 y Bomberos el de esa jornada se pudo considerar el movimiento más importante en casi una década.Sin embargo, el de hoy, cuantificado en 6,3 ya se tiene ese título. El del pasdo jueves se dejó notar con fuerza en numerosos puntos de la capital y la Costa, justo cuando eran las 14,47 horas y la mayoría de los malagueños estaban sentados a la mesa o terminando el almuerzo. Lo han percibieron más los residentes en las plantas altas de los edificios.

El Instituto Geográfico Nacional (IGN), a través de su red sísmica, le otorgó una magnitud de 4,9 grados en la escala de Richter, con epicentro en el mar, frente a las costas de Alhucemas (Marruecos), a una profundidad de unos diez kilómetros, lo que se considera «superficial», según los expertos. Se prolongó durante unos quince segundos y, de acuerdo con los testimonios recabados, agitó el mobiliario, las lámparas y ordenadores de viviendas y oficinas. Poco después, el Instituto Andaluz de Geofísica, con sede en la Universidad de Granada, rebajó el alcance a unos 4,8.

Su ubicación y su magnitud hicieron que se viviera también en las provincias de Granada, Jaén, Cádiz y Almería. Sólo en la capital costasoleña, un portavoz del servicio de emergencias 112 informó que desde las 14.50 horas se habían recibido unas 70 llamadas alertando de lo ocurrido, aunque en ningún caso se han registrado daños personales ni materiales. El fenómeno también se sintió de cerca en la Ciudad Autónoma de Melilla, que está a unos 74 kilómetros del epicentro, aunque de nuevo sin consecuencias. Unos diez minutos después, a las 14.57 horas, se produjo una réplica de magnitud tres.

Varios centenares de personas se dirigieron a los cuerpos de Bomberos de la provincia, preocupados por que sus viviendas pudiesen haber sufrido daños. Los especialistas no tuvieron que hacer salidas por este motivo, y se limitaron a tranquilizar a los vecinos. «Han llamado sobre todo personas que viven en octavos y novenos pisos, que lo han notado más y, evidentemente, se han preocupado por los efectos que éste hubiese podido provocar», explicaron fuentes de este servicio.

Las costas andaluzas y marroquíes son una zona de gran intensidad sísmica, como recordó ayer Francisco Carrión, secretario del Instituto Andaluz de Geofísica, con sede en la Universidad de Granada. De hecho, en un principio se llegó a temer sobre posibles daños en la zona, aunque finalmente no fue así. Se trata del punto de rozamiento de las placas tectónicas europea y africana, por lo las fricciones son habituales, aunque la inmensa mayoría de los movimientos no se sienten o quedan en anécdotas. El investigador pidió a los testigos que cuenten su experiencia en la web del IAG, lo que permitirá calibrar su alcance.

Cerca de Alhucemas ya se produjo un fuerte temblor con más de 200 víctimas en febrero de 2004, con una magnitud de 6,1 grados. Más cercano en el tiempo, en febrero de 2007 hubo otro, que en origen fue de magnitud 6,3, con epicentro en el sureste del Cabo de San Vicente (Portugal), y que se dejó sentir con intensidad cuatro en la mayor parte de la provincia. Instantes después, los servicios de emergencia del 112 y de bomberos recibieron un centenar de llamadas.

El suceso se convirtió en el principal tema de conversación del día, hasta el punto de que el hastag (etiqueta)#terremoto se convirtió desde el mediodía en tendencia o trending topic (TT) en la red social Twitter, con miles de mensajes entre la incredulidad por lo que ocurría y el humor. En el Centro de Málaga, Ana Bermúdez relató que se dio cuenta cuando la pantalla comenzó a moverse de su sitio. «No sabíamos qué hacer, porque se te vienen a la cabeza imágenes de catástrofes y piensas que aquí no pueden pasar esas cosas».

Claudia Navarrete aseguró que nunca había sentido algo así. La joven estaba en ese momento en su casa de Torremolinos: «Ha empezado a vibrar el suelo, pero no le he dado más importancia hasta que ha comenzado a moverse la lámpara y un muñeco que tenía sentado en una silla». Algo parecido relata Daniel Cortés, que estaba a esa hora trabajando en su oficina en la zona de La Colina. «Estoy en un despacho con cristales y pensé que un compañero había golpeado un separador, pero después vi que se estaba moviendo todo». Finalmente, todo quedó en una anécdota, aunque no se puede perder de vista que esta zona tiene una alta actividad sísmica y hay que saber cómo actuar.

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